Detienen a 7 personas y aseguran 600 kg de droga en cateos en CDMX
MORELIA, Mich., 21 de junio de 2018.- La industria de la talabartería, el huarache y la maquila de uniformes mantiene empleados a más del 90 por ciento de la población privada de la libertad del Centro de Reinserción Social de Uruapan.
El promedio de ingresos semanales para los que viven dentro del penal es de mil pesos, sin embargo hay quienes pueden lograr hasta 3 mil a la semana, que llevan un negocio propio, dan empleo a sus compañeros, y además, mantienen a sus familiares que viven fuera.
La totalidad de la población femenil de este centro se dedica a la maquila de uniformes, por los que tienen ingresos de hasta mil pesos a la semana, pero pueden obtener ingresos superiores. La industria del centro es amplia, quizá el único del estado donde más del 90 por ciento de los internos sí trabajan, según dio a conocer en entrevista, este jueves, el director Noe Galvan.
Quienes no se dedican a trabajar la talabartería o el huarache hacen bolsas, arman equipos de sonido, venden papás, cortan el pelo, hacen pan, tortilla y hasta a la jardinería, porque también la Coordinación General del Sistema Penitenciario (CGSP), aprovecha la mano de obra que hay dentro para hacer labores que mantengan limpio y en buenas condiciones los jardines.
Y es que con 11 hectáreas de espacio para los dormitorios, jardines, dos cachas y palapas, es más que necesario cortar el pasto, cuidar de las flores, áreas infantiles y los árboles frutales que hay en el Centro, ambiente que si bien no se inserta dentro de las normas internacionales que prohíben los árboles, en Uruapan genera un sensación de paz, tranquilidad y familiaridad para quienes lo visitan.
La posibilidad de recibir inversión externa del ámbito privado, como pasa en La Piedad, está abierta. Las probabilidades se han incrementado, especialmente después de que el pasado miércoles recibieron la visita de la Delegación de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación.
Por lo pronto, los internos venden sus productos en la tienda que tiene el penal, a través de sus familiares, intermediarios y en los días de visitas, pero que se mueven en el mercado regional y entre los hispanos en Estados Unidos, principales consumidores de los cinturones y carteras con pita de plata y oro.