Sheinbaum firma decreto para fortalecer la industria textil nacional
Morelia, Mich., 9 de junio, 2017.-Después de ver los comicios del pasado 4 de junio, sin duda nos pone sobre aviso lo que seguramente habrá en 2018. Todo apunta a que el dirigente de Morena, Andrés Manuel López Obrador, no llegará a la Presidencia de México, por la sencilla razón que son muchos los intereses que están en juego, y no sólo de aquí sino también del extranjero.
¿En realidad fueron irregularidades mínimas las que se observaron en el Estado de México y en Coahuila? Al menos esos dicen los costosos órganos electorales. Hay que aclarar que con los panistas hay acuerdos, y es posible que se anulen los comicios en Coahuila para que el mundo observe que tan alto hemos llegado en materia democrática.
El PRI necesita legitimar su triunfo en el Estado de México, pero sobre todo requiere de aliados para el próximo año. Cada vez le cuesta más trabajo, con todo y mañanas, ganar elecciones. Solo no podrá enfrentar a López Obrador, es por ello que no debe pelearse con la complaciente oposición.
Quedó muy grabada la imagen de los cerdos decapitados, de esas cabezas ensangrentadas que fueron arrojadas el día de las elecciones frente a las instalaciones de Morena en Tlalnepantla e Ixtapaluca. Ese tipo de amenaza sólo la habíamos visto por parte de la delincuencia organizada. Eso corrobora lo delgada que es la línea que divide política y delito.
También debería quedar en claro que en México no hay partidos de izquierda. A lo más que muestran es nacionalismo. El partido en el poder, a través de sus aliados informativos, ha tratado de comparar a Obrador con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro. No hay ninguna semejanza, pero la guerra sucia que se viene hará que se vea lo ocurrido en el Estado de México como un juego de niños. Irónicamente, el papel del PRD para el próximo año será clave para el futuro de México.