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Morelia, Mich., 30 de agosto, 2017.- En el Día Internacional del Detenido Desaparecido, los familiares de este tipo de víctimas expresan su frustración, impotencia, coraje, tristeza y decepción, porque de 2006 a la fecha no ha sido resuelto un solo caso de desaparición forzada, lo que habla de impunidad e incapacidad de las autoridades responsables de investigar.
Solo mujeres integran la organización defensora de derechos humanos denominada Familiares Caminando por Justicia; son más de 20 pero tienen algo en común, su padre, sus hijos, hermanos y tíos desaparecieron de 2006 a la fecha. Algunas autoridades han tratado de criminalizar a las víctimas y a ellas mismas. “Pero no nos van a callar, les decimos a quienes gobiernan que estamos indignadas, ofendidas, lastimadas, pero no pararemos hasta encontrarlos, no importa cómo”, indicó Mercedes Ruiz González, madre de Alejandro Ortiz Ruiz quien desapareció el 29 de noviembre de 2010.
“Es nuevamente hacer un reclamo a las autoridades, al gobierno, que ha sido omiso, tanto en las investigaciones como en la búsqueda de nuestros desaparecidos. Es una fecha para reiterar una vez más la omisión por parte del Estado y hacer un reclamo por verdad y justicia”.
Dijo que es increíble que los familiares de los desaparecidos tengan que hacer labores de investigación, poner en riesgo sus vidas para tratar de recabar pruebas y encontrar a sus queridos que se los llevaron elementos de seguridad (51 documentados). Los padres y madres son quienes investigan, como ocurrió en Sinaloa donde una mujer, tras años de búsqueda, encontró los restos de su hijo en una fosa clandestina.
“Nos sentimos mal cuando nos manifestamos en la calle y la gente nos ofende y grita güevonas”, cuando no saben ni tienen idea de lo que hemos pasado. Por eso ahora buscamos nuevas formas de lucha a través de actividades artísticas como bordar en servilletas los rostros de nuestros hijos y ofrecer pláticas en instituciones de educación superior”.
Hace siete años de que su hijo de profesión abogado desapareció en el tramo Lázaro Cárdenas-Apatzingán, junto con su socia Vianey Heredia Hernández, cuando atendían un asunto relacionado con explotación de minas.
“Duele mucho tanta impunidad, porque no hay voluntad política por investigar y aclarar los hechos, por el contrario, las instancias de seguridad le apuestan al cansancio y al olvido. Nos tienen siempre esperando y buscando la forma de criminalizarnos”.”. De nada sirvió que desde 2010 levantar la denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), ni la queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH). “Lo único que supimos es que la última llamada de mi hijo fue cerca de la zona militar de Apatzingán, aunque la sospecha es que fueron policías locales”. Mercedes Ruiz recuerda que su hijo, quien tenía 27 años cuando desapareció, le gustaba la poesía y declamación, como aquella de nombre El reclamo de Fabían. No tenía problemas con nadie ni estaba metido en política.
Bertha Corona Banderas, madre de Patricio, quien desapareció junto con sus tíos Simón, Rigoberto y otro amigo de ellos no identificado, en un retén de la policía municipal cerca de la cabecera municipal de Turicato, el 23 de septiembre de 2009, comentó que supieron del retén porque un familiar de ellos pasó minutos después, a quien solo lo despojaron de su celular, “pero no le hicieron nada porque llevaba un niño de cinco años, eso creemos”.
Patricio estaba de visita con sus tíos en la localidad conocida como Los Llanitos de Cucha, y acompañó a sus tíos a Turicato a entregar un escrito relacionado con material para la restauración de una iglesia. De regreso fueron detenidos en el retén. Nadie supo dónde se los llevaron.
Después cuando la gente de Los Llanitos fue a preguntar por el escrito, la gente de Turicato les dijo que dejara las cosas como estaban y no le movieran al avispero. La única denuncia que le permitieron presentar fue una carta circunstanciada en Tacámbaro. Patricio, de 29 años, carpintero y vivía en Morelia con su madre. “Mi hijo es un joven trabajador, a veces se echaba una copita y le gustaba convivir con sus amigos, pero sanamente”, apuntó Bertha. Evangelina Contreras Ceja, madre de Tania, quien desapareció de Caleta de Campos, municipio de Lázaro Cárdenas el 11 de julio de 2012, iba acompañada de su padre biológico, quien tenía poco de haber llegado de Estados Unidos. Solo se sabe que fue desaparecida por policías municipales e integrantes de la delincuencia organizada.
Evangelina fue desplazada y no tiene lugar fijo donde vivir, no puede decir mucho, tiene un hijo en prisión y está bajo amenaza. Laura Orozco también está en la lucha organización Familiares Caminando por Justicia, porque su padre Leonel y su hermano (del mismo nombre) de 17 años, fueron desaparecidos, el primero en 2008, y el segundo en abril de 2009.
A pesar de haber pagado rescate, por cada uno de ellos, no los volvieron a ver. Todo tuvo que ver con el despojo de huertas de aguacate, y los responsables fueron autoridades federales.
Según diferentes organizaciones de derechos humanos hay unas 300 desapariciones en Michoacán a partir de 2006, de ellas 51 son consideradas forzadas, porque está documentado que participaron en las detenciones autoridades federales, estatales y municipales, en el resto solo se sabe que no fueron encontradas, que desaparecieron sin dejar rastro. Sin embargo, a decir de las integrantes de Familiares Caminando Juntos por Justicia, es solo el 10 por ciento a lo mucho, el número de desaparecidos que se tiene registrado, porque la sencilla razón que casi nadie denuncia.