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MORELIA, Mich., 4 de enero de 2020.- El pasado 3 de diciembre Daniel Mendoza atendió el llamado de sus padres, quienes preocupados le pidieron tratar el problema de las adicciones.
No dudó y se ingresó en un centro de rehabilitación, en la colonia Eduardo Ruíz, sin saber que jamás regresaría vivo a casa.
La historia de Daniel no es diversa a la de los vecinos que seguramente has visto en la esquina de tu calle.
Abandonó la escuela y siendo muy joven comenzó a trabajar en un autolavado, con anuencia de sus padres. Bajo la guía de Mayra Rangel, su jefa, aprendió del oficio de lavar carros, con quien estuvo empleado todo el año y donde también comenzaron a trabajar otros parientes suyos. Sin embargo, como otros jóvenes cayó en el alcoholismo y la drogadicción, al parecer marihuana; “trabajaba, no se ausentaba.
Pero salía y se iba a tomar, esa era su rutina”, relató a Quadratín, hábito que alertó a sus padres y que lo llevaron a ese anexo del que no logró salir. Aquel 3 de diciembre Daniel dejó su casa en la colonia Volcanes y se ingresó de manera voluntaria en el centro, pagó la cuota de acceso y lo recibieron, con todo y que era ya un adulto sin identificación, nada que acreditara su identidad.
Los administradores advirtieron a su padre “no lo va a poder ver en dos meses”, la sentencia no alertó a Ciro y tampoco a Beatriz, padres del joven y se retiraron del lugar, con la esperanza de recibir en 60 días a un nuevo Daniel. Renacido, sin drogas ni alcohol en la sangre.
Pasaron 22 días en el centro Fuente de Vida y estando por la zona Ciro optó por pasar a preguntar sobre la evolución de Daniel, con todo y que sabía no podría verlo ¡Vaya sorpresa! Le dijo el administrador que el joven se había fugado el sábado 28. Ciro comenzó la búsqueda en Barandilla, pues estaba al tanto que se habían llevado algunos los policías, sin embargo, la noticia fue aún peor, refiere Mayra “le dijeron que no se había registrado ninguna fuga, pero sí que una persona había muerto”.
Los datos proporcionados a las autoridades por parte de los administradores revelaron irregularidades.
Se informó que nada se sabía del muchacho “dijeron que había llegado solo al centro, que ellos lo ayudaron”, cuando la familia cuenta con la documentación de ingreso voluntario y comprobante del pago, con la firma de la víctima.