Encuesta da amplio respaldo a la gestión de Claudia Sheinbaum
Morelia, Mich., 30 de diciembre, 21016.- “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría, pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. “No dejes de ir a visitarlo –me recomendó–. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura que le dará gusto conocerte.”
Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.” Así inicia la novela “Pedro Páramo” del escritor Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, conocido como Juan Rulfo, quien también es el autor del libro de cuentos “El llano en llamas”, ambos publicados en la década de los cincuenta.
Nació el 16 de mayo de 1917 en Sayula, Jalisco, y falleció el 7 de enero de 1986 en la ciudad de México. Rulfo fue el padre de la corriente literaria llamada realismo mágico, incluso el escritor colombiano Gabriel García Márquez, uno de los grandes admiradores de las obras del jalisciense así lo reconocía.
Para un alumno de secundaria resulta complicado leer “Pedro Páramo”, pero son dos relatos paralelos que algunas editoriales lo marcan para orientar al lector. Rulfo relata de manera extraordinaria lo que ocurría en el campo mexicano en la posrevolución, de lo que fue la marginación, el abandono y el abuso de caciques que siguieron vivos a pesar de la lucha armada.
Cuentos como “Nos han dado la tierra” y “No oyes ladrar los perros” nos narran de la frustración y de la lucha sobrehumana por tratar de salvarle la vida a un hijo lesionado en un sitio donde no hay nada. Aunque muchos dicen que el mexicano lee poco, hay miles de lectores que se dan cita en lugares especiales como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara que concluirá el próximo 6 de diciembre, donde pueden encontrar cientos de títulos que serán de su atracción. Es solo una pequeña invitación a la lectura… a la buena lectura.