Sheinbaum anuncia inversión histórica de 157 mil mdp para trenes
Morelia, Mich., 29 de mayo, 2017.-Queremos imaginar que en un país democrático, los comicios del próximo domingo deberían verse como una fiesta cívica en donde la gente participara libremente por el candidato de su preferencia. No es así, a una semana de los comicios para gobernador en el Estado de México, Coahuila y Nayarit, así como en Veracruz donde se renovarán 212 ayuntamientos, han prevalecido las descalificaciones, agresiones, golpes bajos y lo que se ha dado en llamar guerra sucia.
Por obvias razones el Estado de México es la elección de mayor trascendencia. En esta entidad donde solo ha gobernado el PRI se han cometido muchas fechorías. Es una entidad que tiene ingresos muy importantes que ascienden este año a más de 260 mil millones de pesos, 39 mil millones de pesos más que en 2016.
El Estado de México es la entidad más violenta del país: entre enero y marzo se reportaron 555 víctimas de asesinato (en 2015 y en 2016 fueron en promedio dos mil homicidios por año), 48 de secuestro y 250 de extorsión, mientras las autoridades abrieron 463 averiguaciones previas por violación –cinco por día. En esta entidad se han detectado serios problemas de corrupción. Pero sobre todo miseria en las comunidades indígenas.
Más allá del triunfo de cualquier partido, aunque sabemos de qué lado se inclina la balanza, es probable que al final de la elección haya inconformidad de los resultados por parte de algunos partidos, así que habrá impugnación y el caso se llevará al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Donde hay siete magistrados, algunos de ellos designados por el PRI que estarán en funciones hasta por seis años, a fin de que califiquen también la elección presidencial.
A eso nos referimos cuando hablamos de una elección complicada. Hay que señalar que el gobierno federal, desde los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, diciembre de 1998 a noviembre de 1994, ha gobernado lejos del pueblo. Es una élite que controla cada una de sus reuniones, previa selección de los asistentes.
En materia de problemas hemos avanzado mucho, en democracia, damos dos pasos hacia adelante y tres para atrás. Hay millones de voces que piden un cambio de verdad, pero también hay muchos que se han beneficiado con el poder, de todos los partidos, que quieren que las cosas sigan igual. Ese es el dilema.