Niega Chertorivski dichos de Colosio para que Máynez decline por Xóchitl
CDMX, 15 de septiembre, 2017.- El jueves 19 y el viernes 20 de septiembre de 1985, la Ciudad de México fue sacudida por dos intensos temblores que causaron una enorme devastación material y muerte, especialmente en la zona central. Muchos edificios gubernamentales, hoteles, hospitales, escuelas y viviendas se derrumbaron en unos cuantos segundos.
En los días que siguieron a la catástrofe, un número importante de la población capitalina respondió con un despliegue masivo de ayuda y se sumó voluntariamente a los trabajos de rescate y de apoyo a las víctimas: desde brigadas que removían escombros, proporcionaban asistencia médica o dirigían el tránsito vehicular, hasta grupos de acopio de víveres, ropa y medicinas para los damnificados. Estas movilizaciones, representadas en la prensa como espontáneas e independientes de los aparatos gubernamentales, entraron en la narrativa histórica de la Ciudad de México como “el despertar de la sociedad civil” y, por ello, como un evento crucial —incluso como un parteaguas— en el proceso de democratización no sólo de la ciudad, sino de todo el país.
El presidente Miguel De la Madrid sumaba a su falta de carisma, una imagen de tecnócrata sin experiencia política. Era percibido como a un hombre gris, adusto y poco creativo. Su programa económico no cuajaba y, para su infortunio, las cosas se complicaron con la caída de los precios petroleros. “Estos primeros meses de 1985 me han parecido los más difíciles de mi gobierno.
A la inmadurez de la sociedad, que espera todas las soluciones de mí, he tenido que añadir las dificultades económicas, la presión del proceso electoral y la situación internacional” Escribe De la Madrid en sus memorias tituladas: “Cambio de rumbo”: el terremoto de 1985 “rebasó la capacidad institucional para hacerle frente. … Y más aún afirmó “Las instituciones quedaron rebasadas por la catástrofe”. Al igual que De la Madrid también enfrenta Peña Nieto relevantes desafíos como los de 1985 en los sismos que se vivieron en Oaxaca y Chiapas. La cifra de damnificados y afectados por el sismo de 8.2 grados tan solo en Chiapas ascendió a un millón 479 mil 575 personas hay 70 mil personas en refugios temporales, mientras que el número de viviendas dañadas llegó a 40 mil 633. En Oaxaca, al menos un millón de personas que viven en el Istmo de Tehuantepec sufrieron algún tipo de afectación. Debido a los daños ocasionados en Oaxaca, municipios como Juchitán, Unión Hidalgo, Ixtaltepec y Matías Romero se encuentran en parálisis comercial, de agricultura, pesca y servicios.
Con estos nuevos problemas, y con la popularidad más baja para un presidente desde los años 80, sumado al incumplimiento de casi 70 por ciento de los 266 compromisos firmados ante notario durante su campaña , una bajo crecimiento económico, un peso debilitado frente al dólar, y a escasos 14 meses de culminar su mandato como titular del Ejecutivo Federal, se observa el fin de una administración marcada por los escándalos de corrupción, obras costosas y mal hechas, como el Paso Exprés de Cuernavaca, y una inflación de 6.59 por ciento, al 15 de agosto de este año.
Será muy difícil remontar este saldo negativo. Poco harán los cientos de minutos invertidos en anuncios de radio, televisión y redes sociales para resaltar los supuestos logros en el quinto año de Peña Nieto, en materia de agroindustria, turismo, salud, educación, economía, programas sociales, medio ambiente, vivienda, infraestructura y fuerzas armadas, rubricados con la frase: “lo bueno cuenta y queremos que siga contando”.
En una entrevista reciente el Jefe del Ejecutivo federal con El Universal, anunció que al final de su administración concluirá su vida política en México. “Habré de reinventarme. ¿Haciendo qué, en qué? No lo sé todavía, no tengo claro, es algo que habré de definir una vez que concluya esta responsabilidad, pero la que sí tengo tomada, por decisión, es concluir mi vida política en México”. Una buena decisión a luz de los resultados obtenidos.