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Morelia, Mich., 10 de diciembre de 2017.- EL día de la Virgen de Guadalupe es muy especial para la mayoría de los mexicanos. No sólo porque representa el inicio de un periodo de fiestas y pachangas que conocemos como el “puente Guadalupe-Reyes”, sino también por todo el significado social-mítico-religioso.
En fábricas y en la industria de la construcción es el día de celebración de infinidad de misas y comidas. Es el día grande, junto con el Viernes Santo. Decían que las religiones son el opio del pueblo, pero son el único bálsamo para los pobres y desprotegidos. Además de todo lo que significa la fe.
Seguramente este lunes comenzarán a arribar más de 2.5 millones de peregrinos a la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México. Por las carreteras de todo el centro del país y parte del sureste se pueden observar las peregrinaciones. Hombres, mujeres, niños de todas las edades, principalmente de comunidades indígenas, caminan días y parte de la noche por pavimento, brechas y caminos.
Incluso para muchos creyentes, se les hace una exageración que millones de personas sacrifiquen muchas comodidades, hasta su seguridad física por visitar a la Virgen. Decenas de peregrinos han muerto o resultado con graves lesiones al ser atropellados por vehículos.
Es un fenómeno social digno de ser admirado. Pero la gente del pueblo le llama Fe. La sola imagen de la Virgen impide que la gente tire basura o cause daño a las paredes. Bueno, al menos así era hasta hace unas décadas. Es increíble pero hemos conocido delincuentes que creen en la Virgen y le piden para que sus “negocios les vaya bien”.
En los pueblos y ciudades del país, así como en barrios de Iztapalapa, Xochimilco, Tulyehualco, y otras colonias originarias de la gran Urbe, acostumbran en capillas e iglesias llevarle mañanitas a la Guadalupana. Es la Fe, es una forma de tolerar injusticias, explotaciones, golpes y otros abusos, porque muchos creen que se trata de un castigo de Dios, y la Virgen es la madre que ayuda a los desvalidos. Tienen razón, incluso el escritor José Saramago quien no profesaba ninguna religión, comentó en alguna ocasión que Dios y la Virgen de Guadalupe en verdad existen en todas las personas que tienen Fe.
Sin dejar de reconocer todo el negocio que representa la explotación de la Fe para la clase patronal, medios de comunicación y para la propia Iglesia, pero finalmente México se cuece aparte y Dios existe en millones de personas.