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Morelia, Mich., 13 de junio, 2017.- Apenas se cumplieron 80 años de que llegaron a Morelia 456 niños procedentes de España, los trajo el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río. Sin embargo, no fueron los únicos, ya que entre 1939 y 1942 arribaron al menos 20 mil más, entre intelectuales, maestros y comerciantes, que habían huido de la guerra civil.
Morelia fue el primer sitio donde llegaron los 456 niños de la península Ibérica. En junio de 1937. Es bien sabido que sólo fueron tratados bien durante el gobierno del general Cárdenas, después todo se vino a menos. Incluso decenas de ellos se dispersaron por todo el país, en el intento de regresar a España y de buscar mejores condiciones de vida.
Un moreliano recuerda que de niño eran frecuentes los pleitos con los niños españoles, de hecho no se podían ver. Emeterio Payá, integrante de los niños españoles, lo confirmó en alguna plática con periodistas. Esos niños siguieron muchos caminos, pero siempre como gente de bien.
Además del trauma de la guerra, se percibía en la mirada de algunos de ellos, con quienes nos tocó conversar, una terrible nostalgia, y sobre todo soledad de quienes no lograron integrarse del todo. Payá formó una familia en Morelia, y fue todo un personaje, además de que cocinaba una de las mejores paellas. Pero siempre había algo que llevaba muy dentro de sí.
Se hizo mucho ruido en México, pero en realidad fueron pocos niños los que llegaron aquí, tomando en cuenta que Francia recibió a casi 17 mil 500; Bélgica poco más de 5 mil; la Unión Soviética 3 mil 300 y el Reino Unido casi 4 mil.
Algunos de los llamados Niños de Morelia regresaron a su país de origen, pero no encajaron en ese mundo, todo había cambiado, incluso no se hallaban ni con sus propios familiares. Mejor regresaron a México, aunque tampoco encajaban bien.
Además de profesionistas, recordamos a los clásicos panaderos, vendedores de muebles y enseres domésticos, entre otros oficios. En uno de los barrios de la Ciudad de México conocimos a un español que vivía solo, posiblemente era uno de esos niños de Morelia. Se dedicaba a la crianza de cerdos y tenía como compañía más de 10 perros. Le decían Salamanca, al parecer era de ese lugar. Vivía como ermitaño, solo aceptaba como amigos a un pequeño grupo con el que jugaba dominó y baraja. Un día amaneció muerto hace más de tres décadas.
También hay muchos intelectuales, artistas, profesores que llegaron de España y han aportado mucho a México. Al igual que los llamados Niños de Morelia que prácticamente se han extinguido, pero la historia y el recuerdo ahí quedan.