Luis Felipe Rosiles/ Quadratín México
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de enero de 2017- La difusión de imágenes y del video en el que se captaron los instantes del ataque perpetrado por un adolescente en un salón de clases en Monterrey, Nuevo León, además de violentar la Constitución y otras leyes, plantea la necesidad en los medios de comunicación de definir cuál es su postura ante la violencia en México, sostuvo el periodista y especialista en información judicial Marco Lara Klahr.
¿De qué lado estamos? ¿De un ambiente de entendimiento de la violencia o somos parte del problema diseminando, una visión de violencia con el supuesto de que vende y que la gente tiene que saber lo que ocurre? reflexionó el autor de manuales y libros en los cuales critica la cobertura informativa de hechos violentos en México y propone mejores prácticas.
En entrevista telefónica con Quadratín México, Lara Klahr consideró que la atmosfera social en México es proclive para vulnerar los derechos de los otros, particularmente de víctimas así como de niños y adolescentes, debido a una escasa cultura de la legalidad, de derechos humanos y una inexistente política de prevención de violencia y delitos.
“Esta combinación de la minusvalía de la vida combinada con la percepción de impunidad al afectar los intereses de terceros es terrible”, sostuvo el catedrático de la UNAM y autor de la Guía de periodismo sobre presunción de inocencia y reforma del sistema de justicia penal.
La filtración y la difusión del video así como de fotografías sobre lo ocurrido en el Colegio Americano del Noreste, abundó Lara Klahr, violan el Artículo 20 de la Constitución, el Código Nacional de Procedimientos Penales, la Ley sobre los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, Ley General de Víctimas e incluso exhibir en televisión las imágenes atentan contra los Derechos de las Audiencias difundidos por el Instituto Federal de Telecomunicaciones, los cuales prohíben mostrar imágenes de víctimas de violencia.
“Diría que este tipo de sucesos exige como nunca una reacción ciudadana que demande a las instituciones y medios de comunicación respetar integralmente los derechos de las víctimas”, acotó el también director del Programa de Medios y Justicia del Instituto de Justicia Procesal Penal.
El Artículo 20 Constitucional, inciso C, garantiza el resguardo de la identidad y otros datos personales de una víctima cuando sea menor de edad; cuando se trate de delitos de violación, trata de personas, secuestro o delincuencia organizada; y cuando a juicio del juzgador sea necesario para su protección, salvaguardando en todo caso los derechos de la defensa.
Mientras que la Ley de Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes prohíbe la difusión de cualquier información o imagen que atente el interés superior de los menores de edad, en todos los casos se prevén sanciones.
Lara Klahr sostiene que la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León es la instancia a la que le corresponde clarificar los hechos que llevaron a la muerte de un adolescente y provocaron lesiones graves a otras cuatro personas. Y evitar que se realicen juicios mediáticos a partir de imágenes y de un video.
“Un video no es suficiente para llegar a la verdad jurídica, nosotros no sabemos si se trata de un material manipulado o editado”. La Fiscalía está obligada a investigar quién o quiénes difundieron ese material, además de esclarecer cómo obtuvo el menor el arma de fuego, de qué manera la introdujo a la escuela y la serie condiciones que rodearon el hecho delictivo, insistió el periodista con más de 30 años de trayectoria.
El también profesor de Periodismo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM consideró que hechos como el ocurrido en Monterrey obligan a los medios de comunicación en México a establecer parámetros para la difusión de información con un enfoque de respeto a los derechos humanos y de cultura de la legalidad.
Y sostuvo que “en la actualidad los medios deben de establecer manuales de ingeniería de procesos editoriales, que surjan de sus propios códigos deontológicos, para informar con respeto a la dignidad de las personas, enfáticamente cuando se trata de víctimas, y no contribuir con espirales y ambientes de violencia diseminando imágenes que generan una crispación social”.