Denuncia Enrique Galindo uso de IA para guerra sucia electoral en SLP
Morelia, Mich., 18 de marzo, 2017.-Han transcurrido casi dos años nueve meses desde que el líder de autodefensas, José Manuel Mireles Valverde fue detenido en la costa michoacana, por portar armas de uso exclusivo del Ejército mexicano y por llevar consigo un envoltorio de mariguana, este último delito fue desvanecido.
El problema de Mireles es que se tomó en serio la lucha contra la delincuencia organizada, además de que quiso hablarle de tú al Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. En sus tiempos de jefe del grupo armado era un tipo erguido, seguro de sí mismo y con un don de mando. El personaje ahora comparte la humillación, la impotencia y el desencanto y sometimiento hacia el poder
Este viernes, Valverde pidió al padre Alejandro Solainde y a quienes han abogado por su liberación, reforzar la lucha para que pronto pueda abandonar el penal de Nayarit y atender los problemas de salud que lo aquejan, a través de un audio que hizo llegar a los medios de información.
“Lamento también que al padre Solalinde y a otros 20 luchadores sociales, tanto nacionales como internacionales que han venido a verme, no les hayan permitido entrar, les pido disculpas por ello pero son las reglas del sistema que me tiene en la situación en la que me encuentro, espero pronto darles las gracias personalmente y les brindo un triple abrazo fraternal y un saludo respetuoso a todos”, agregó.
Felicitó al padre Solainde por su nominación al premio Nobel de la Paz, porque “la comisión encargada del otorgamiento de esta presea siempre toman en cuenta a los grandes hombres y mujeres que por todo el orbe han hecho sus aportaciones en todos los niveles al buen desarrollo de la humanidad, pero sobre todo a aquellos que se entregan con alma vida y corazón para la defensa de los derechos humanos de todos los demás, sin importar los credos políticos ni religiosos y lo más importante, sin importar las fronteras”, señaló Mireles.
El ex líder de autodefensas, detenido el 27 de junio de 2014, dijo que aún confía en la Constitución “y tengo toda mi fe puesta en Dios, en que muy pronto se nos hará justicia”. Agradeció también a políticos, periodistas, luchadores sociales, quienes en conjunto buscan una salida honrosa y adecuada ante su difícil situación, pero espera que pronto se haga justicia.
No se ve para cuándo, ni siquiera ha procedido su traslado a un penal de Morelia para que pueda estar más cerca de su familia, pero sobre todo para que atienda los problemas que le han dejado la diabetes y la hipertensión, como algún mal cardiaco. Mireles sigue esperando, como el coronel de García Márquez.