Detienen a 7 personas y aseguran 600 kg de droga en cateos en CDMX
Morelia, Mich., 4 de julio.-Transcurren semanas, meses, y los temas informativos por más preocupantes que sean pasan de moda, y solo vuelven a resurgir si hay algo verdaderamente sorprendente. Lo que es verdad, es que vivimos en un mundo convulsionado donde las malas noticias son el pan de cada día.
Hace casi un año que fue asesinado el reportero gráfico Rubén Espinosa Becerril, colaborador de la revista Proceso, y de la agencia Cuartoscuro. En junio de 2016 salió de Veracruz para refugiarse en la ciudad de México, ante las amenazas que enfrentaba por su labor periodística. Fue encontrado muerto junto con cuatro mujeres en un departamento de la colonia Narvarte.
Diferentes organizaciones de informadores decidieron organizar una serie de protestas porque sin duda se trata de un gremio agraviado, al igual que miles de familias que han sido víctimas de la impunidad por la ineficiencia de las autoridades ministeriales, en el menor de los casos.
En 16 años en México han sido asesinados 110 periodistas y 25 más han desaparecido, según datos de la Procuraduría General de la República (PGR). En Chihuahua y Veracruz suman 17; Tamaulipas 14, Guerrero 12, Sinaloa siete, Oaxaca seis, Durango cinco.
En Michoacán han sido ultimados de 2006 a la fecha suman ocho periodistas asesinados y cinco desaparecidos. Dadas las circunstancias de los homicidios y “levantones” los hechos se pudieron dar por alguna circunstancia que involucra a la delincuencia organizada, pero hay casos como el del fotógrafo veracruzano que bien se pudo tratar de una venganza del poder político.
Ojalá que algún día el caso de periodistas asesinados deje de ser un hecho recurrente, pero también los cientos o miles de personas ultimadas que mueren sin cometer delito alguno. Se vale soñar, diría un amigo.