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SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 31 de agosto 2020.- Cuando el gobierno federal anunció que las clases serían virtuales, los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública (SEP), no repararon que muchas familias viven en condiciones de pobreza que no les permitirán el acceso a las clases virtuales por falta de Internet, celulares, computadoras, televisiones y energía eléctrica.
Este es el triste panorama que están enfrentando los alumnos tanto en las ciudades como en las zonas rurales de nuestro país. Y es difícil pensar que en pleno siglo 21 en la capital potosina haya niños que no cuentan con los aparatos para poder seguir las clases, mientras que a otros afortunados sus padres les compraron computadoras y teléfonos móviles de última generación para que no “batallen” con las clases.
CHANITA QUIERE SER ABOGADA
La niña Yanira Yamileth Vázquez González cursa el segundo año de secundaria, vive en la colonia Real de Peñasco -en la zona rural de la capital potosina-, en medio de carencias y marginación.
Por la polvorienta avenida de esta colonia va caminando Chanita -como le llaman-, es alegre y optimista, su sueño es estudiar la carrera de Derecho aunque las circunstancias que vive son adversas para que pueda lograrlo; una de ellas es la falta de un aparato de televisión para poder tomar las clases.
Trató de tomarlas en casa de su tía, pero fue imposible, pues solo cuenta con una televisión en la que tienen que tomar clases cinco niños desde preescolar, primaria y secundaria.
Una compañera le pasó algunos apuntes de las tres clases que no ha podido tomar.
Su familia y ella habitan en un cuarto que les prestó su abuelo paterno, su padre es albañil pero debido a la crisis sanitaria ocasionada por la pandemia del Covid 19 no tiene trabajo, así que su familia se dedica a la venta de nopales que cortan en los alrededores, los cuales se están acabando y el dinero que obtienen por esta actividad es insuficiente para la familia.
Cocinan con leña en un improvisado anafre, no tienen siquiera para adquirir una parrilla de gas sencilla para poder cocinar.
Es mediodía, está nublado y hace frío, Chanita a pesar de todo sonríe y relata a Quadratín SLP su aspiración ser abogada: “Mi papá sí me apoya cuando tiene dinero, ahorita no tiene porque no hay trabajo y me dijo que si voy a estudiar porque a veces no tenemos ni para la comida.
‘Ya sabes que cuando tengo te doy para lo que necesitas’, y pues ahorita no tiene para comprar una televisión”, manifestó la niña.
Para poder continuar sus estudios, Chanita trató de obtener una beca, sin embargo debido a la falta de dinero para pagar el alquiler de una computadora en un ciber no pudo enviar sus datos y quedó descartada.
“No tenía dinero para ir a las computadoras y no mande mi nombre”, recuerda. Viste unos zapatos muy usados que le fueron donados por una vecina y su hermanito, quien cursa la primaria, no podía salir a la calle porque no tenía zapatos.
Y tampoco tiene útiles escolares, solo dos lapiceros que le regaló su prima, pero todo esto no hace mella en sus aspiraciones, se ha propuesto estudiar para poder ayudar a sus padres y a su hermano, tiene un promedio de aprovechamiento de 9.3.
Y ahí entre la polvareda se queda Chanita con su enjundia para estudiar a pesar de las adversidades.
ADVERSIDADES IMPIDEN TOMAR CLASE
En pleno siglo XXI existen familias que no cuentan con los servicios básicos, este es el caso de algunas que habitan en la delegación de Villa de Pozos, quienes en sus paupérrimas viviendas no tienen energía eléctrica, lo que les ha impedido a los alumnos de todos los niveles escolares que habitan en la colonia La Huerta que tomen sus clases.
María del Carmen Arriaga, recolectora de basura, dijo que su nieto no puede tomar clases, él cursa el tercer grado de preescolar, pero no tiene luz ni aparatos en donde pueda tomar sus clases por lo que esperará hasta que reabran el jardín de niños donde lo inscribió.
Son las 11:30 horas, llegamos a la vivienda de la señora Elizabeth Sustaita, ubicada en Villa de Pozos quien se encuentra en el patio acompañada de su hija Zoraida, misma que cursa la primaria en primer grado y a esta hora debería de estar tomando sus clases sentada frente a un televisor, pero está ayudando a su mamá a pelar nopales, los cuales saldrán a vender al jardín de la delegación potosina.
Viven en pobreza extrema, las paredes de su casa están hechas de madera y el techo es de lámina, aquí no tienen luz, mucho menos una televisión, por lo que la niña y sus hermanos Pedro que cursa el primer grado de secundaria y Raúl tercero de primaria, no han podido tomar sus clases.
Una sobrina de doña Elizabeth ha tratado de conseguir las tareas o apuntes para Zoraida, pero no ha podido llevarle todas. Pedro tiene un celular pero su madre refiere que es un aparato “viejito” porque solo puede llamar y escuchar música, “también tiene que andar viendo en dónde lo carga porque aquí no tenemos luz”.
SOLIDARIDAD
En la colonia Cuartel Olivos perteneciente a la capital del estado potosino, los habitantes no tienen luz, por lo que no hay aparatos electrónicos, su situación es precaria y hay otras prioridades como la alimentación, por lo que aunque quisieran no podrían adquirirlos.
En la calle Río Santa María nos encontramos a la señora Juana María Granados quien está acompañada de un grupo de niños y niñas, a una de ellas la sostiene en sus brazos, los demás están a su alrededor, se van a alistar para tomar clases que les imparte la señora, pues no tienen luz ni televisión ni celulares, mucho menos computadoras.
La señora preocupada por la situación de que los niños se queden sin clases, decidió apoyarlos, por lo que todos los días en el frente de su casa se reúne el grupo de niños para que ella “les de clase”, como dicen los niños.
Lo que hace la señora es que en un celular que tiene, ve las tareas y ejercicios para los niños de los diferentes grados y los pone a hacerlos; les explica lo que no entienden, pero dijo a Quadratín SLP que es difícil, porque tiene que ir a otra colonia a cargar el aparato y como debe buscar para todos los niños a veces se le complica.
“Yo los estoy apoyando con las tareas, vamos a cargar el celular a otra colonia, yo los pongo a estudiar en el día antes que nos caiga la noche, se hace lo que se puede”, manifestó.
CAMINAR PARA TOMAR CLASES
Sandra Guadalupe Sánchez Almendárez es una madre soltera que vive con su hijo Andrés que cursa el tercer grado de preescolar, en su vivienda no tiene luz, no tiene celular, para que su hijo no pierda las clases lo lleva todos los días hasta la colonia Los Borregos, a la casa de sus padres en donde sí tienen luz y un aparato antiguo de televisión lo que le implica caminar media hora de ida y media hora de regreso, pues no tiene dinero para el pasaje.
A veces su papá viene a recoger al niño en moto, pero como tiene que trabajar no siempre puede.