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CDMX, 13 de diciembre, 2016.- El 12 de agosto de 2013, Enrique Peña Nieto ofreció un mensaje de tres minutos en cadena nacional en el que anunció que los precios de la energía eléctrica de las gasolinas bajarían con la aprobación de la iniciativa de reforma energética. “Esta reforma representa una de las más grandes oportunidades para México en los últimos años. Si aprovechamos esta oportunidad se crearan cientos de miles de empleos”, afirmó el presidente en un mensaje grabado en Palacio Nacional.
La reforma energética ha sido-hasta el momento-, contraria al interés económico de los consumidores mexicanos. En diciembre de 2016, la tarifa eléctrica de uso doméstico de alto consumo (tarifa DAC) registró un aumento de 1.4% respecto al mes anterior. Las tarifas para el sector industrial en diciembre aumentan entre 2.6% y 3.6% con respecto a noviembre, mientras que para el sector comercial, las tarifas registran incrementos de entre 1.4% y 2.4% en el mismo periodo.
El próximo año habrá elecciones en Coahuila, cuyos electores se habrán de enfrentar a un creciente malestar que se localiza en la liberación de los precios de las gasolinas, decisión prevista para arrancar en 2017 en los estados fronterizos. Los empresarios del ramo temen perder competitividad frente a las estaciones de servicio de los Estados Unidos, en virtud de las estaciones mexicanas van a ofrecer precios más altos.
A esta aprensión, se suma el hecho de que todavía no se tiene definido lo que sucederá con el registro de precios que experimentan las ciudades situadas hasta 20 kilómetros de la línea fronteriza. Si ésta homologación desaparece y hay un incremento en los precios en México, la desventaja frente a sus competidores estadounidenses será adversa al interés de los empresarios mexicanos.
En 23 de febrero del 2016, el presidente Peña Nieto anunció en Houston, Texas, que a partir del 1 de abril cualquier empresa podría importar gasolinas y diésel en una medida que, dijo, debería reflejarse en mejores precios en México. La realidad es que el precio de la gasolina y el diésel, es fijado por el gobierno, y será liberalizado en enero de 2017 con una tendencia a incrementar su costo. No podría ser de otra forma, México importa poco más de la mitad, 52 de cada 100 litros de gasolina y tres cuartas partes del diésel que consume, de acuerdo con datos oficiales.
La nueva política de precios para las gasolinas en México implica retos en términos de pronóstico a mediano plazo. Los cambios abruptos y repentinos en las cotizaciones internacionales del precio del petróleo, o la paridad peso-dólar podrían alterar de manera importante los nuevos precios en los combustibles. Liberar por completo los precios de las gasolinas, el próximo 1 de enero del 2017, podría llegar a una alza del 20.6 por ciento, reveló un análisis del diario Reforma, que utilizó la metodología de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
La liberación total en Monterrey, una de las regiones que se ha mencionado como las primeras en participar en este proceso llevaría de entrada el precio de la gasolina Magna a un aumento de 2.89 pesos por litro, que junto a los aumentos previstos para la Premium de hasta 2.94, lo que impacta en 86 puntos base a la inflación. Una medida que impacta las expectativas de inflación del Banco de México.
El objetivo de la reforma energética, como se establece en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, fue mejorar la calidad, competitividad y disponibilidad de los bienes y servicios que se ofrecen a la población, al tiempo de dotar al Estado de recursos suficientes para mitigar la pobreza y otras carencias congruentes con la inclusión social.
Con los aumentos a la energía eléctrica y las gasolinas, las expectativas que el presidente ofreció en agosto de 2013, no se cumplieron, por el contrario van en sentido inverso a lo esperado. La realidad mostró que las promesas sobre la reforma energética realizadas en 2013, fueron una quimera.
El autor de este artículo es académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM