Raja política a costillas de los pobres

Morelia, Mich., 23 de agosto, 2017.-En eso de la medición de la pobreza los que mejor que saben evaluarla son quienes la padecen. No es difícil, primero hay que saber cuánto ganan los pobres, los de la fábrica, los que laboran en el campo, los empleados de oficina, empresas y comercios. Todos de alguna manera pagan  impuestos, lo mismo que la renta o la mensualidad del Infonavit, además, alimentación, educación y servicios. El comentario de todos ellos es el mismo: “cada vez estamos peor”.

Hay otros factores, que la mayoría de los pobres ignoran pero sienten: 9.3 billones de pesos de deuda pública; la caída de la producción del petróleo, los precios bajos y el proceso de privatización; la distancia del peso frente al dólar;  competencia más ardua para conseguir trabajo, incluyendo a los profesionistas; la multiplicación por miles de vendedores organizados y ambulantes.

En unos días de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) presentará la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares (Enigh), en la que se basa el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) para hacer la medición de la pobreza, hay duda entre los expertos de que los datos permitan hacer la comparación con años previos y de que se conozca la evolución durante este sexenio, en el que tan sólo en los dos primeros años 2 millones de personas se sumaron a la lista de pobres. (La Jornada).

Se habla de más de 55 millones de pobres, pero finalmente el próximo año es electoral, y el desacreditado gobierno federal empieza a vender la idea de que hay menos pobres y que ha mejorado la calidad de vida de la mayoría de los mexicanos. Pero todos sabemos que con las cifras y el manejo presupuestal se puede hacer magia, para demostrar que donde hay corrupción, grandes desvíos de dinero y despilfarro, la vida florece como nunca. Pero son solo cuentos pasajeros, al grado de que mucha gente cree que la pobreza es castigo de Dios y no tiene remedio. Si supieran.