Gabinete de Seguridad con importantes logros contra el crimen organizado
CANCÚN, QRoo, 27 de marzo de 2021.- Las fuerzas de seguridad de Myanmar, la antigua Birmania, cumplieron su amenaza de disparar a los manifestantes “por la cabeza y por la espalda”, si los ciudadanos continuaban cuestionando su autoridad, ganada mediante un golpe de Estado.
El resultado es la peor jornada represiva desde que el comandante en jefe, Min Aung Hlaing, se apoderó del gobierno, el primer día de febrero pasado. Los soldados y los policías comenzaron a disparar a los civiles, y ya cobraron 114 víctimas, entre ellas un pequeño de cinco años.
Las protestas se multiplicaron a lo largo y ancho de Myanmar: mientras la alta dirigencia de los golpistas conmemoraba el Día de las Fuerzas Armadas, soldados y policías baleaban a los manifestantes en cuarenta ciudades del país.
Min Aung Hlaing dio un discurso de 30 minutos, donde aseguró que el ejército “protegería a la gente de Myanmar y a la democracia”, mientras los combates callejeros llenaban las pantallas de los noticieros.
La represión no hizo excepciones, desde las ciudades más importantes, como Mandalay y Yangón, hasta las ciudades más pequeñas y lejanas.
A la represión directa se suman los llamados daños colaterales: los medios locales mencionan casos de menores y adultos heridos por balas de goma. Son miles de personas las que salieron a las calles a continuar la resistencia en contra de los militares golpistas.
Desde el día del golpe de Estado, han sido asesinadas 440 personas que se atrevieron a protestar, según los cálculos de la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos de Myanmar. (Con información de El País Internacional)