CDMX, 5 de agosto, 2017.-Tras el segundo intento, un joven mago adivinó la carta elegida por el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera Espinosa; “es el rey de diamantes. Usted será el próximo presidente de la República”, afirmó Raúl Bernal Núñez.
El círculo político cercano de Mancera Espinosa se sentirían muy felices si esta premonición se convirtiera en un hecho real, sin embargo, son muy débiles los indicios que permitieran advertir esta situación. El jefe de gobierno de la Ciudad de México enfrenta la construcción de un marco discursivo adverso, el cual está sustentado en varios argumentos y cuestionamientos que seguramente tendrá que enfrentar en su próximo Informe de Gobierno.
Primero, se le acusa de realizar campaña anticipada con recursos públicos, lo que valdría la pena preguntar ¿Cuánto ha gastado en sus viajes internacionales y nacionales para posicionarse como presidenciable? ¿Será posible cuantificar los recursos que ha canalizado a los medios para informar de sus actos proselitistas?
Segundo, los narcobloqueos y el enfrentamiento armado que libró la Marina con presuntos miembros del denominado Cártel de Tláhuac, donde fueron abatidos ocho integrantes del grupo delictivo, incluido su líder Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”, en un operativo de la delegación gobernada por Rigoberto Salgado Vázquez, representa un indicador de que en la ciudad opera el crimen organizado, conflicto que tendrá que enfrentar el gobierno capitalino.
Resulta sorprendente que la factura la tenga que pagar exclusivamente Salgado Vázquez, si bien se puede celebrar que se exija una exhaustiva investigación en contra del morenista por presuntos vínculos con la delincuencia y corrupción, al adjudicar de manera directa licitaciones a quienes apoyaron su campaña, también se debe pedir cuentas a los demás delegados y principalmente al gobierno capitalino, quien está a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), pues no se puede soslayar la falta de colaboración de todos los niveles de gobierno; federal, estatal y local; porque debemos reconocer que desde hace años este grupo criminal tenía operaciones de narcomenudeo, extorsión, secuestro y homicidio en Milpa Alta, Xochimilco e Iztapalapa.
El gobierno tiene una respuesta tardía con sus operativos, pues los ciudadanos son víctimas de la inseguridad de manera permanente, es decir, no hay una zona en la que se pueda asegurar que existe un control y la población goce de tranquilidad.
De esta manera, las aspiraciones de Mancera Espinosa por encabezar ilegalmente la denominada Fuerza Conago en varias regiones del país se desvanecieron, pues hoy se le considera como un “candil de la calle, oscuridad de la casa”, por lo que sus acciones para auxiliar a otras entidades con policías de la capital y donativos de patrullas a municipios como Ciudad Juárez pasarán a la historia.
Finalmente, el jefe de gobierno tendrá que responder a las acusaciones de Morena, ya el partido y sus miembros preparan la revancha, pues esta semana los discursos informativos de la prensa avasallaron cualquier opinión divergente a los perredistas y demás grupos legislativos que apoyaron la solicitud de comparecencia del delegado de Tláhuac, a quien además se le exigió que dejara el cargo.
Esperemos ahora el contraataque…
El autor es académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM, Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la FCPyS; Maestro en Comunicación y Política; y Doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Comunicación y Política por la UAM Xochimilco. Ha sido periodista en medios locales y nacionales. (
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