Ya discute Senado protección y cuidado animal
CDMX, 7 de diciembre de 2017.- En la década de los 90 del siglo pasado, el proceso de liberalización de la economía mexicana se profundizó con una serie de acuerdos y tratados comerciales que dieron lugar posteriormente a la integración comercial regional de América del Norte.
En particular, en 1994, con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) se creó una zona de libre comercio que permite el libre tránsito de bienes y capitales entre las naciones. Sin embargo, a pesar de la importante participación del TLCAN en el PIB mundial, como bien lo han señalado las autoridades mexicanas esta integración es asimétrica, en cuanto al tamaño de sus economías, porque dos miembros son economías industrializadas (Canadá y Estados Unidos), en tanto México es una economía en proceso de industrialización.
La apertura económica no conduce a un crecimiento uniforme con incremento de la productividad, además de que esto implica una creciente interdependencia. No hay que olvidar que cerca de 15 millones de empleos generados en el plazo de 25 años del TLCAN, se encuentran en riesgo al discutirse la continuación de la relación económica-comercial entre México, Estados Unidos y Canadá.
En la reunión previa a la sexta ronda de negociaciones entre Jefes de Negociadores, la cual se tiene programada del 10 al 17 de diciembre en Washigton; mientras que el inicio oficial de la sexta ronda será a finales de enero en Montreal, Canadá en esas fechas estaremos observando los efectos que tendrá este complejo escenario.
Otro hecho que está presente en el corto plazo es si la reforma fiscal de Donald Trump es aprobada por el Senado estadounidense y esa nación se mantiene en el TLCAN, aquí la predicción es que el peso solo retrocedería hasta las 19.5 unidades por dólar según Finamex Casa de Bolsa.
Pero si la reforma fiscal se aprueba y sigue la indefinición sobre el futuro del TLCAN estaremos en el inicio de un cambio de referentes a los de la década de los años noventa. Esta realidad ya fue percibida en la última minuta de decisión de Política Monetaria, el Banco de México que consideró que la aprobación de la reforma fiscal de Estados Unidos como uno de los factores que pondría en riesgo el desempeño favorable de los mercados.
El riesgo en que en el corto plazo, se envía el mensaje de que las promesas de campaña de Trump avanzan, esto podría generar incertidumbre. Si la reforma fiscal es aprobada en el Senado de Estados Unidos, no cabe la menor duda que uno de los afectados más directos será nuestro país.
La reforma hará que producir en México sea comparablemente más caro de lo que era antes, y esto podría ocasionar reducciones en las inversiones estadunidenses en México. En suma, un cambio de modelo para el que existen muchas preguntas pero pocas respuestas.