Ya discute Senado protección y cuidado animal
CIUDAD DE MÉXICO, 15 de noviembre de 2016.- Los que saben dicen, que el principal problema de un problema es identificar correctamente el problema y después las soluciones caen como fichas de dominó; y creo que mientras estemos esperanzados en que por gracia de Dios el presidente electo estadounidense Donald Trump no pueda cumplir a cabalidad sus tres grandes amenazas en contra de México, estaremos enfocando erróneamente el problema y no podremos darle una correcta solución.
Sería mucho mejor pensar, en que de una u otra manera este xenófobo personaje que con su discurso de odio racial tanto ha dividido a su propia ciudadanía, sí les tendrá que cumplir a los 59 millones de Norteamericanos que votaron por sus promesas de campaña antimexicanas, ya que de no hacerlo estaría cavando él mismo la tumba política de sus seguros deseos de reelección; y en consecuencia pensar en cuáles serían las acciones específicas necesarias que tendríamos que tomar en México el gobierno, empresarios y sociedad civil para contrarrestar, minimizar o en su caso aprovechar las consecuencias de cada una de estas amenazas.
Pero para empezar a identificar correctamente el problema, debemos iniciar por identificar y analizar por separado cada una de estas tres amenazas; que de inicio, por incertidumbre ya hicieron surgir una volatilidad tremenda en los mercados internacionales y en grado superlativo en la Bolsa Mexicana de Valores así como en la paridad del Peso mexicano contra el Dólar estadounidense, lo cual necesariamente en el corto plazo se convertirá en un grado mayor de inflación, y de seguro en algún momento, afectará la capacidad de compra y el nivel de vida de los Mexicanos.
Bueno, pues aunque Trump nunca hizo amenaza alguna respecto a esta volatilidad y paridad cambiaria, de hecho estas ya nos están afectando; y ante esto el Banco de México como parte integrante del gobierno, debería de (como ya lo ha anunciado) incrementar el mínimo en sus tasas de interés para continuar siendo atractivo en los mercados internacionales y evitar la migración de capitales del peso hacia el dólar. Pero también, en México la sociedad civil no debería apanicarse, el tiempo de invertir en el dólar como refugio financiero ya pasó desde que en el mes de Junio de 2014, el peso tuvo una paridad interbancaria de $ 12.85 pesos por dólar. Lo que hay que hacer ahora es evitar comprar preventivamente dólares pensando que en la actualidad es una buena inversión, porque ni es una buena inversión por su comisión de adquisición y venta; así como por la volatilidad del mismo. Y sí, con cada compra que se realiza, por la demanda se presiona a la baja el valor del peso mexicano.
Ahora bien, entrando en el terreno de las amenazas de campaña hechas por Trump; la primera y tal vez la que más nos afectaría sería la de deportar a 11 millones de indocumentados ilegales que le están quitando el empleo a norteamericanos residentes en Estados Unidos. Aquí habría que decir que el problema de sobrepoblación, así como el de la extrema automatización ya alcanzó a los Estados Unidos de Norteamérica y que una gran mayoría de los 59 millones de ciudadanos que votaron por Trump son desempleados sajones de poca cultura que ahora pretenden ocupar los modestos empleos (de lavacoches, jardineros, sirvientes domésticos, etc.) que actualmente ocupan nuestros migrantes.
Y abundando en esto habría que reconocerle a Trump, que cada persona, así como cada país tiene derecho de recibir en su casa a quien él quiera, pero en respuesta, el gobierno de México como responsable del bienestar de los probables deportados, ya debería estar programando en qué lugares darán albergue y en qué se va a ocupar a estos indocumentados repatriados, ya que de no hacerlo estos buscarán la manera de subsistir y el único camino que les quedará por seguir es la criminalidad. De la misma manera pero tratando al máximo de no imitar sus actitudes xenófobas, cerrar de inmediato nuestra frontera Sur y evitar el acceso a nuestro país de más migrantes centroamericanos en tránsito a los Estados Unidos, mismos que de seguro ya no podrán ingresar a ese país y se quedaran en México agravando nuestro problema local. Y reiniciar con carácter de urgente un nuevo programa de control de natalidad de forma motivacional, que poco a poco en el futuro vaya disminuyendo nuestro propio problema de sobrepoblación.
La segunda, que está estrechamente ligada con la anterior es la de construir un muro de contención a todo lo largo entre ambas fronteras, mismo que sería pagado por los mexicanos. Sobre este punto cabría decir que en referencia a la construcción del muro México no puede hacer nada mientras este sea construido dentro de terreno norteamericano; pero en referencia a su forma de financiamiento, la única forma que tendría Trump de cobrarnos el muro sería que al amparo de la Ley Patriota requise o grave con algún impuesto las remesas que los residentes legales que quedaran en los Estados Unidos enviaran a México, para lo cual el gobierno de México ya debería estar preparando el litigio necesario ante la corte internacional de la Haya, para evitar esa requisa o posible impuesto discriminatorio.
Y la tercer amenaza que Trump hizo en su campaña y que también en mucho afectaría a México, es la de abrogar el Tratado Trilateral de Libre Comercio, el cual considera injusto porque ha propiciado la instalación de muchas empresas de capital norteamericano en México, las cuales de haberse instalado en los Estados Unidos estarían dando empleo a muchos de sus 59 millones de votantes resentidos.
Si analiza usted a fondo este punto, llegará a la conclusión de que Trump no tiene manera de obligar a esas empresas con capital de origen norteamericano a regresar a su país, por lo cual él les está ofreciendo por un lado una reducción del 35% al 15% al equivalente mexicano del Impuesto Sobre la Renta y tratará de imponer un impuesto de hasta el 35% a las importaciones provenientes de México especialmente en el ramo automotriz y electrónico, con el fin de promover el consumo de productos hechos en los Estados Unidos.
Lo cual de entrada podría parecer ser muy atractivo para ellos; sólo que no está considerando que mientras el salario mínimo en los Estados Unidos es de 7.25 dólares la hora (aproximadamente $145.00 pesos mexicanos), en México ya incluidas las prestaciones de ley es de aproximadamente $13.00 por el mismo lapso, factor que por un lado provocaría un encarecimiento en sus productos, o sea inflación en su mercado interno y una falta de competitividad para sus exportaciones; además tampoco se ha puesto a considerar que aunque la balanza comercial es ligeramente favorable a México, nosotros somos el segundo mercado más importante para las exportaciones estadounidenses y que de abrogarse ese tratado, nuestro país también podría darles el mismo tratamiento e imponer aranceles a sus exportaciones y substituirlas por productos de otros países para evitar una mayor inflación en México, en lo que vemos la manera de producirlos internamente.
A pesar de que nos llegasen a gravar los Estados Unidos con el 35% nuestras exportaciones en esos rubros y se llegasen a repatriar paulatinamente algunas de las plantas establecidas en nuestro país, en la actualidad contamos en México con materia prima de calidad para producir casi cualquier componente eléctrico o automotriz, contamos ya con acceso a suministro de agua y gas natural para uso industrial en muchos lugares de la nación, contamos ya con una gran infraestructura carretera, contamos ya con personal de ingeniería, administración y supervisión calificado para dirigir la elaboración de casi cualquier producto terminado en esas áreas; y contamos con mano de obra calificada que ya ha trabajado en ese tipo de establecimientos, pero a un costo infinitamente menor.
Y esto nos lleva a los siguientes cuestionamientos:
¿Si al día de hoy ya contamos con todos esos activos de producción en México, por qué no existen fábricas de computadoras, celulares, automóviles, barcos y hasta aviones con marca comercial, tecnología y capital totalmente MADE IN MEXICO? Y la respuesta sería que porque los mismos intereses extranjeros, en contubernio con los gobiernos mexicanos en turno, se han ocupado de mantenernos únicamente como un lugar maquilador y no como como un país competidor.
¿Por qué no podemos promover la inversión de capitales nacionales y de otros países, ofreciéndoles similares o mejores beneficios fiscales que los que Trump les está ofreciendo a las empresas que quiere repatriar? Y la respuesta sería que por burros y comodinos, ya que los gobiernos que han ocupado hasta ahora el poder no les ha interesado hacerlo, o se han dejado corromper por esos grandes intereses internacionales para omitir promover el desarrollo total. ¿Por qué no cifrar nuestras esperanzas económicas a nivel mundial y no exclusivamente en los Estados Unidos? Y la respuesta lógica sería que las exportaciones son más competitivas cuando el costo de transporte es menor; pero también por comodinos, es más fácil venderle al vecino de al lado, que esforzarse en abrir nuevos mercados.
Y ¿por qué no realizar nuestro viajes de recreación dentro de México y dejamos de gastar dólares que tanta falta le hacen al país en este momento? Y la respuesta a este último punto sería que por snobismo y malinchismo; no existe en la actualidad producto o servicio que requiera viajar a los Estados Unidos para adquirirlo, sin embargo no estaría de más competir también con ellos en la creación de lugares con espectáculos artísticos de talla internacional como los que se ofrecen en la ciudad de Las Vegas o Nueva York.
En realidad, nadie sabe hasta que grado tendrá capacidad Trump para llevar a cabo sus xenofobas promesas de campaña, que aun antes de ser implementadas ya están afectando a México, pero yo sí sé que, si realmente toma su papel de líder ocupado por el bienestar de este país nuestro presidente Enrique Peña Nieto; y es el primero en activar políticas para la implementación de acciones como las sugeridas (y muchas otras más, como en las que usted ya deberá estar pensando), empresarios y sociedad civil jalaríamos parejo en ejecutar la parte que nos toca; y así todos estaríamos forjando a futuro la gran oportunidad de salir en definitiva del tercermundismo y que nunca más, llegue quien llegue a la presidencia de los Estados Unidos, o de cualquier otra parte del orbe, nadie le pueda volver a mover el piso a esta gran nación que es nuestro México.
¿O usted qué opina?