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CIUDAD DE MÉXICO, 16 de octubre de 2023.- En algún momento todos hemos experimentado dolor, es decir, una sensación más o menos intensa, molesta o desagradable que, de acuerdo con Nayely Vianey Salazar Trujillo, coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Cuidados Paliativos del Seminario de Estudios sobre la Globalidad de la Facultad de Medicina de la UNAM, es una alarma ante un daño potencial o real. “Es la primera alerta de que algo no anda bien”.
De acuerdo con UNAM Global se da a conocer que según su temporalidad, éste se puede clasificar en agudo (aparece de repente debido a una lesión o como síntoma de una enfermedad) o crónico (cuando persiste por más de tres meses). “Vivir así afecta a quien lo padece en diferentes esferas. Tanto el rol del paciente como su actividad laboral y relaciones interpersonales se ven alterados, pues el malestar le impide actuar como antes”, explicó.
El crónico —en especial— representa un desafío tanto para quien lo experimenta como para quienes lo rodean, ya que genera daño a nivel físico, psicológico, social o conductual, y sus estragos dependen de su severidad, duración, tolerancia y capacidad del sujeto para manejarlo.
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