Presenta Sheinbaum plan nacional hídrico con inversión de 20 mil mdp
Demasiados gritos, histeria y arengas en nuestra prensa ante el triunfo de Donald Trump y pocas, muy pocas, definiciones que ayuden a enfrentar la situación.
Con frases incendiarias y juegos de palabras más o menos afortunados se ganan aplausos de la galería, pero no se aporta nada al debate acerca de qué es pertinente hacer ante un hecho irreversible que es la presidencia de Trump a partir del próximo 20 de enero.
Lo primero que necesitamos aclarar es si hay que negociar o no con el gobierno de Trump, porque a la luz de lo que dicen algunos opinadores pareciera una traición a la patria hacerlo.
Sí hay que negociar con Trump. Estados Unidos seguirá siendo nuestro vecino esté quien esté en la Casa Banca. Y va a seguir siendo nuestro principal socio comercial y en ese país viven decenas de millones de mexicanos y mexicoamericanos.
Hay que negociar con talento y con firmeza, pero negociar.
¿Estamos o no estamos de acuerdo en defender el Tratado de Libre Comercio (TLC)?
¿O quienes lo impugnaron desde el momento en que se planteó, se van a poner del lado de Trump para cancelarlo?
Ya es tiempo que López Obrador y sus comunicadores afines reconozcan que fue un buen tratado al que es preciso defender.
Los gritos de histeria en papel periódico no bastan ni sirven. Hay que ser puntuales. ¿Vamos a defender el TLC o lo van a seguir rechazando porque lo hizo Salinas y eso no les gusta?
Desde que se suscribió el Tratado el comercio entre México y Estados Unidos se ha incrementado en más de 500 por ciento. El año pasado el comercio bilateral fue de 531 mil millones de dólares. ¿Lo defendemos o no?
En México y en Estados Unidos más de 10 millones de fuentes de empleo dependen directamente del TLC. ¿Que se cierren?
Sin duda es un buen momento para mejorar el tratado que se suscribió hace más de 20 años, incluir nuevos productos y sacar ventajas para los mexicanos (en materia salarial, por ejemplo, como planteó ayer en El País Jorge Castañeda).
En materia migratoria también hay que negociar. El derecho que tiene Estados Unidos a deportar a ilegales que hayan cometido delitos en su territorio, no puede ir acompañado de ataques o acosos racistas a la población latina.
Se requiere fortalecer la planta consular en la Unión Americana, lo que implica mayor presupuesto y la exigencia al gobierno para que sea firme en la defensa de los derechos humanos de nuestros paisanos.
¿O vamos a cerrar las puertas del diálogo en el tema migratorio porque estamos muy enojados, sorprendidos e histéricos por el triunfo de Trump?
¿Vamos a dejar a la deriva a millones de connacionales en Estados Unidos para satisfacer el ego de articulistas que piden la confrontación desde el primer día de gobierno?
Y así como libre comercio y migración, hay muchos otros temas en los que habrá que negociar con Trump y su equipo. Con dignidad e inteligencia. Con la mira puesta en aquello que le conviene al país o le es menos lesivo. No con alardes de teatralidad para ganar admiradores, como hacen algunos comentaristas.