Vida y muerte de un capo

CDMX, 29 de diciembre de 2016.- Hace un año, los medios de comunicación nacional informaron sobre la aparición de cuatro cuerpos en la autopista Pátzcuaro-Lázaro Cárdenas, en las cercanías del estacionamiento de la caseta de peaje de Santa Casilda, municipio de Gabriel Zamora. La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) de Michoacán, señaló que uno de los cuerpos fue identificado como Carlos Rosales Mendoza, alias El Tísico.

Dicho personaje fue identificado como uno de los fundadores del grupo delictivo La familia michoacana. Carlos Rosales Mendoza, también era conocido como Carlitos, al parecer se acercó a grupos empresariales y políticos. En el año de 2004 fue llevando a prisión en donde permaneció hasta mayo de 2014.

Carlos Rosales nació en febrero de 1963 en el municipio de La Unión, Guerrero. Estuvo preso 10 años en el penal de Puente Grande, Jalisco. El 5 de agosto de 2014 nuevamente fue detenido en la ciudad de Morelia. Tenía pocos meses de haber sido libertado cuando fue asesinado. A decir de algunas fuentes policiales se había reunido con varios líderes de células delictivas que se dieron cita en Úspero, municipio de Parácuaro.

Todo indica que han sido asesinados decenas de líderes de células delictivas y que a la fecha se siguen disputando plazas en un cuento de nunca acabar. Bien dicen que las personas que se dedican a ese tipo de actividades ilícitas viven poco, pero hay quienes aseguran que el poco tiempo que están con vida disfrutan de todo lo que les ofrece esa actividad que siempre está relacionada con armas de fuego, drogas, música de banda, mujeres y muerte.