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JUCHITÁN, Oax., 31 de octubre de 2017.- La etnia zapoteca le rinde culto a sus fieles difuntos, en la celebración del Xandu’ que en esta ocasión se realiza entre ruinas ocasionadas por los recientes sismos. Se trata de una tradición ancestral, conocida como Xandu’ o Biguie’ en la cual los habitantes erigen un altar rústico que, para los zapotecas antiguos, representaba el punto de encuentro con los muertos.
En comunidades del Istmo de Tehuantepec, como Juchitán y Santa María Xadani, los zapotecas conviven con sus fieles difuntos durante los días 30 y 31 de octubre, a diferencia del resto del país, que celebra Todos Santos el 1 y 2 de noviembre.
Éstas son dos de las comunidades más devastadas por los sismos de septiembre y los habitantes este año recordarán a sus muertos entre escombros y sin un hogar.
Historiadores consideran que, el Xandu’ o Biguie’ se celebra en los últimos dos días de octubre, porque es la fecha más cercana al calendario zapoteca que iniciaba el 8 de febrero y culminaba el 25 de octubre.
Desde muy temprano, las familias comienzan a construir el altar dentro de sus viviendas, porque según los pueblos mesoamericanos es ahí donde se hace el contacto con los espíritus de las personas cuando estas fallecen.
El altar es adornado con flores de cempasúchil, bebidas y alimentos típicos, como el tamal, además de diferentes tipos de frutas que en vida, fueran de la preferencia del difunto.
Los zapotecas mantienen la creencia que los espíritus de sus fieles difuntos vuelven a los hogares para convivir con sus familiares. Para ellos, el altar es un centro sagrado, un lugar envuelto por la presencia divina de los espíritus que retornan.
Esta celebración data desde la existencia de los primeros zapotecas y aún se mantiene en la actualidad y es una de las tradiciones más arraigadas de Oaxaca.