Poder y dinero
En días pasados, nuevamente el tema del aborto se volvió a colocar en la agenda pública nacional. Me parece necesario compartir con usted, que hablar de Estado de Derecho, es hablar de Liberalismo y hablar de Liberalismo, es hablar de Tolerancia, de Respeto para todas las formas de pensamiento.
¿Qué tiene que ver el Estado de Derecho con el aborto? Que hay un Derecho ya reconocido a favor de las mujeres que han tomado esa decisión y por lo tanto, no hay reversa, siempre y cuando lo soliciten antes de la semana 12 de gestación.
Sin embargo, ese mismo Estado de Derecho ha consagrado el Derecho a la Vida. Ahí el Estado tiene muchas tareas que realizar y cumplir: desde las parejas próximas a contraer matrimonio; desde el nivel básico de educación Primaria y Secundaria, tiene que cumplir con la tarea de orientar a las y los alumnos en materia de salud sexual y reproductiva, incluso no solo tener condones disponibles en las unidades médicas de salud, debe haber esos preservativos en todos los planteles educativos.
El asunto es que el Estado tiene que hacerse presente en todos los espacios donde se mueven las nuevas generaciones, para generar en ellas, conductas responsables en materia sexual.
Desde luego, no es obligación del Estado, es obligación de las familias, sin embargo éstas han sido rebasadas en cuanto a información, por múltiples medios que proporcionan miles de textos en la materia, resultando que las nuevas generaciones tienen más datos que sus padres o tutores, quienes al no cumplir su papel de formador de las nuevas generaciones, en tanto el sentido de responsabilidad se ha debilitado, lo que hace difícil formar en el sentido de responsabilidad a sus hijas e hijos.
Como quiera que sea, madres y padres de familia o tutores, tienen que retomar esa responsabilidad.
El caso es que así como el Estado tiene que preservar el Derecho a la Vida, tiene también que brindar opciones a las mujeres que no desean tener hijos, siendo el aborto hasta antes de la doceava semana, un último recurso, en tanto hoy se cuentan con métodos de control natal que harían innecesario llegar al aborto.
Hay que apuntar que “la vida no comienza en el momento de la fertilización, sino antes”, como lo confirma Antonio Lazcano-Araujo, biólogo, investigador emérito de la Facultad de Ciencias de la UNAM y miembro de El Colegio Nacional.
Quien hace la precisión: “una cosa es estar vivo y otra es ser una persona: un embrión no es una persona, es un conjunto de células”.
Lazcano-Araujo nos comparte: “desde la existencia de un óvulo y un espermatozoide hay vida, pues ‘están vivos como un cigoto’, pero la actividad nerviosa y la diferenciación celular que crea el sistema nervioso central de un embrión, no empiezan sino hasta la doceava semana de gestación. Antes no se puede decir que se trate de una persona o individuo en potencia, sino de una masa de células vivas que no son una persona, no tienen derechos sociales. Un ser humano existe desde el momento en que puede socializar, luego de ser parido; antes de ello, es un cúmulo celular”.
La interrupción de un embarazo es un acto individual, libre, realizado de manera muy consciente y dejarlo a la conciencia de cada quien, siempre y cuando se realice antes de la doceava semana. Concuerdo con Sergio Sarmiento: “Encarcelar a una mujer por abortar, es una pésima política pública. Hay que reducir los abortos, pero no se conseguirá encarcelando”.
El Estado de Derecho, como producto del Liberalismo, llama a la tolerancia, respeto y aceptación de todas las formas de pensamiento y aplica la ley, cuando el aborto se realiza después de la semana doce, excepto que se encuentre en peligro la vida de la madre. Tal criterio debería ser de aplicación nacional y mundial.