El agua, un derecho del pueblo
No hay fecha que no se cumpla, ni plazo que no se venza. Atrás quedarán las difamaciones y las calumnias de los que ven perder sus privilegios, será el inicio de una nueva etapa de la vida nacional, un futuro promisorio se ve ya en el horizonte; la mayoría de los mexicanos tenemos, ahora sí, la firme convicción de que todo cambiará, de que esa penosa y triste realidad de muerte, marginación y desigualdad en la que ha estado sumida la patria, por fin será diferente.
El domingo próximo desde temprana hora acudiremos a emitir nuestro voto, a hacer patente la voluntad de cada uno para decidir quién será el nuevo Presidente de la República y demás representantes populares. Es muy posible que sea la elección más concurrida de la historia y el Presidente electo más votado de nuestra vida democrática.
No hay mañana, no habrá otra oportunidad después de la cita anunciada para la gran jornada electoral de julio primero del 2018. Solo restan 3 días; queremos que el SUFRAGIO que vamos a manifestar en las urnas de todo el territorio del país, SEA RESPETADO, que no se presente ningún tipo de sospecha de que la elección fue manipulada o inducida para beneficiar a uno de los candidatos presidenciales. A esta Nación le ha costado mucho llegar hasta aquí, aunque nunca hemos logrado consolidar una total y absoluta democracia, porque siempre ha habido hechos que la han manchado, que la han corrompido, que la han mancillado.
Las instituciones electorales que los mexicanos creamos en los últimos 100 años, no son el mérito de un partido político, son de todos los ciudadanos; desde aquella Junta Empadronadora, las Juntas Computadoras Locales y los Colegios Electorales de 1917, pasando por la Comisión Federal de Vigilancia Electoral de 1946, la Comisión Federal Electoral de 1973, el IFE de 1990 hasta el INE del 2014, podemos decir, han servido a este país; con sus defectos, en medio de perversiones, abusos, magnicidios y robos descarados, se desarrollaron con el tiempo hasta llegar a ser independientes y autónomas, le quitamos finalmente al Gobierno ser juez y parte en los procesos.
El Instituto Nacional de Elecciones, debe comportarse a la altura de las circunstancias, no puede ignorar esa lucha sin tregua que hemos dado los ciudadanos en décadas por quitarnos el estigma de la Dictadura Perfecta, no hay justificación para que no hagan bien su trabajo, ni él, ni la Fepade, ni los tribunales electorales.
Los mexicanos no permitiremos una vez más un mal desempeño de las autoridades electorales; aún con sus limitaciones, fueron reformadas para respondernos con certeza, transparencia y para respetar la voluntad ciudadana; no hay lugar para que sean omisas y parciales.
Esta ocasión, el pueblo no será conformista y sumiso ante cualquier irregularidad que se presente el día 1 de julio, ni en los días posteriores. Al INE le decimos que no caben hechos dudosos que ensucien la elección y que a la vista de todos beneficiaron a un candidato: que se cayó el sistema, que el PREP se cicló y es lento como ya pretenden, que votaron los muertos, que hubo duplicidad de credenciales de elector, que no llegaron los funcionarios de casilla y que casualmente los primeros de la fila para sustituirlos estaban previamente sembrados por el oficialismo, o que en el momento del escrutinio o el recuento de votos, representantes de partido y de candidatos incómodos, se les prohibió estar presentes.
Tampoco será aceptable que votantes identificados con otro partido diferente al oficial, por cierto favorito en las encuestas, no aparezcan en la lista nominal y no puedan sufragar; mucho menos serán aceptables el “ratón loco”, “el “carrusel”, la operación descarada de “casas amigas” repartiendo, previa o durante la jornada, “estímulos económicos” o vehículos distribuyendo “bonitos” obsequios, ambos comprados con dineros públicos para inducir el voto y no sean intervenidos, oportunamente, por la autoridad por violar las leyes respectivas. Peor sería, obviamente por la sofisticación tecnológica, pretender introducir “algoritmos” al sistema de conteo para inclinar la balanza a determinado contendiente. No, no lo vamos a permitir.
Mi voto será por Andrés Manuel, lo he dicho públicamente y lo reitero en esta ocasión. Nos unen y nos identifican luchas por las mismas causas, visiones de gobierno y el sueño por tener vivir un mejor México.
PD. Legiones de “cazamapaches” se aprestan a dar la batalla en el terreno de la legalidad el próximo domingo 1 de julio; el antiguo y caduco régimen vive sus últimos días.