Año nuevo, cambios que se consolidarán

[email protected]

¡Cuántos años vivimos en este año! Años de lucha y enfrentamiento, años de consolidación, años que  le abrieron la despedida al poder tradicional y fincaron una nueva estrategia. Hubo un derrumbe estrepitoso de grupos, funcionarios corruptos encarcelados, pifias de políticos, hundimiento de partidos, avance en la solución al problema de Ayotzinapa, y el poético ulular de los trenes que se pusieron en marcha.. Años y leguas en un país azorado, agredido por muchos años, pero en el que se avizora otro camino. La dureza del camino que recorrimos para incorporar un cambio ha sido difícil, pero nadie nos prometió un jardín de rosas. Y en  la antesala de la despedida de este sexenio, solo nos queda mantener la esperanza y confiar en que el cambio siga.

EL ¡FELIZ AÑO NUEVO! ES UNA FRASE QUE ROMPE LAS BARRERAS

La frase ¡Feliz año nuevo!, que está en boca de todos en este momento -a  excepción de los chinos y otros países que tienen otros calendarios-, crea una barrera universal de buenos deseos. Es una buena vibra extendida al universo. A punto de entrar este milenio, -hace 23 años quien lo dijera-, allá, en un  lugar santo a la orilla de un precipicio, una multitud esperaba el fin del mundo. Dentro de las noticias de fin de milenio  los medios enfocaban cada rato a la multitud, pero lentamente, a medida que las horas pasaban, la multitud fue bajando de número y al final, casi a punto del último segundo, ¡ya no quedaba nadie! Para ellos quizá el mundo había terminado de una manera y comenzaba con otra. Ante un nuevo camino que se abre, ¿que nos deparará el destino?¿un cambio que nos aliente y abra el camino para un  nuevo país? Estamos en momentos de decidir.  

GABRIEL MIRÓ. AÑOS Y LEGUAS Y TODO LO QUE HEMOS VIVIDO 

Con algo de  la belleza y la poesía que volcó Gabriel Miró en su obra cumbre, Años y leguas ( Editorial Posada 1958, Buenos Aires, muchas editoriales, ante todo españolas), nuestra vida transcurrió en 2023 llevada por  lo acelerado de los acontecimientos,  vivencias diarias que en mucho sentido nos endurecieron. Parece que en un año recorrimos en muchos sentidos, a veces en  inverso y adverso, las impresiones que plasmaron la larga exposición  autobiográfica del poeta alicantino, con otras estampas, otras experiencias, pero todas vitales en  un entorno incierto pero alentador. Miró escribió esta obra a lo largo de muchos años en su retorno a su  personaje Sigüenza, al que toma de la mano como si fuera el mismo -porque lo es-, para contar sus reflexiones, sus matices, la vida que transcurre en la sierra de Aitiana, sus personajes, su belleza, la profundidad filosófica y poética y el andar en sus últimos años, para morir en 1930. La obra fue editada completa en 1928, pero su inicio , publicado en La Nación  de Buenos aires, es de 1923, por entregas, como se estilaba, lo que fue en cierto sentido un recordatorio de aquellos otros escritores europeos que  lanzaron sus obras en pedazos y las hicieron, al juntarlos, clásicas y geniales. Un ejemplo es Juan Ramón Jiménez con  su Platero y yo. Al terminar este año e iniciar 2024 vale la pena penetrar en la hondura de este  poeta, que no caiga en el olvido; recoger sus primicias y su final y sentir que aunque el país tiene problemas, podremos decir como el otro poeta, nuestro latinoamericano universal, Pablo Neruda, ¡Confieso que he vivido!

He aquí, una breve síntesis de  lo que incluye Años y leguas de Gabriel Miró:

“Y así la muerte y el dolor, el agua, las delicias, la noche de las estrellas, la noche de luna grande, las soledades, el silencio, la fugacidad de nuestra vida, y la perpetuidad de la vida que prosigue sin nosotros, un frutal en flor, una cumbre, el vuelo de las aves en el azul…”