Libros de ayer y hoy
Es una atrocidad que, por instrucciones directas de López Obrador, siga en prisión Jesús Murillo Karam, ex Procurador General de la República.
Y es una atrocidad porque, el también ex gobernador de Hidalgo, lleva meses preso y al borde de la muerte, víctima de una venganza presidencial –a través de Poder Judicial Federal–, en abierta violación a sus derechos humanos fundamentales, como el derecho a la vida.
También fue una atrocidad que, por órden de Obrador, la señora Rosario Robles haya sido llevada a prisión, luego que el Poder Judicial de la CDMX le fabricó un delito que la llevó a la cárcel de manera ilegal por más de dos años.
Y es una atrocidad porque hasta hoy no le pudieron probar nada a la ex jefa de gobierno, quien en realidad fue víctima de una venganza del presidente López, a través del Poder Judicial de la ciudad de México.
Y, de igual manera constituye una atrocidad, también ordenada por el mandatario mexicano, no investigar a fondo las causas reales de la muerte de Carlos Urzúa, el ex amigo del presidente y ex colaborador de sus gobiernos y quien se había convertido en severo crítico de la gestión del tabasqueño.
Y vienen a cuento las más sonadas atrocidades de AMLO, porque en uno de sus “lapsus” mañeros, el propio presidente confesó lo que todos sabían; que durante la gestión de Arturo Zaldívar, al frente de la Suprema Corte, desde Palacio se mangoneaba al máximo tribunal constitucional.
Violación a la Carta Magna que todos conocían pero que nadie se atrevía a denunciar, hasta la mañanera de ayer miércoles 21 de febrero del 2024, cuando AMLO confirmó lo que era público; que Zaldívar era su lacayo
Y es que, en esa mañanera –y a propósito de que un juez ordenó liberar a Emilio Lozoya, ex director de Pemex–, Obrador confesó que Zaldívar le entregó al presidente no sólo el control de la Corte, sino el Poder Judicial, para las venganzas personalísimas del mandatario, lo que configura una grave violación constitucional y la muerte de la división de poderes.
Así confesó López la violación al artículo 49 de la Carta Magna. “Cuando estaba el ministro Zaldívar de presidente en la Corte había más recato; cuando había un asunto de este tipo –como la liberación de Lozoya–, nosotros respetuosamente interveníamos, porque no solo es la libertad a un cuando se trate de libertad domiciliaria, para políticos, sino para la delincuencia organizada.
“Acaban de suceder casos sí, en donde jueces protegen y ordenan que se libere a un delincuente en horas, no 72 horas, en 24 horas y tenemos que andar pendientes para ver si no tienen otras ordenes de aprehensión…
“Pero cuando se dan estos hechos y estaba Zaldívar, se hablaba con él y él podía, respetuoso de las autonomías, de los jueces, pero pensando en el interés general y en la justicia, en proteger a los ciudadanos… hablaba con el juez y le decía cuidado con esto…”.
“Pero llega la señora Piña y dice que los jueces son autónomos, o sea, licencia para robar, hagan lo que quieran”. (FIN DE LA CITA)
Al parecer López no se percató del tamaño y la gravedad de la violación constitucional que confesó en el “lapsus” mañanero, un tropiezo que lo colca al borde de un juicio político para ser destituido.
Y es que el citado Artículo 49 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que el Supremo Poder de la Federación se divide, para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial y que no podrán reunirse dos o más de estos poderes en un solo individuo o corporación.
Queda claro que, a través de Arturo Zaldívar, el mandatario mexicano acabó con la división de poderes y asumió, de manera inconstitucional, la jefatura de los poderes Ejecutivo y Judicial de manera simultánea.
Pero lo simpático del tema es que, tanto en Palacio, como en la Corte, todos sabían que Obrador le ordenaba a Zaldívar qué hacer, a quién perseguir y cómo actuar –para llevar a cabo sus venganzas–, a través de su entonces cabildero, Zoé Robledo, hoy director del IMSSS.
A su vez, el presidente de la Corte mandaba a su secretario particular a convencer, amenazar, presionar y/o chantajear a jueces y les ordenaba qué y cómo hacer, a nombre de Obrador y Zaldívar, presidentes de los poderes Ejecutivo y Judicial, respectivamente.
Sí, de voz de Obrador, se confirma que Arturo Zaldívar fue un presidente de la Corte y de la Judicatura Federal, “totalmente de Palacio”.
Sí, López confesó que sometió a Zaldívar a la Corte y al Poder Judicial todo. Y por eso la pregunta: ¿Quién llevará a juicio político al presidente?
Al tiempo.