Ráfaga
La comunicación del gobierno es el mecanismo por excelencia de rendición de cuentas en una democracia. Mediante su política de comunicación, el gobierno informa sobre el ejercicio del poder y justifica sus decisiones.
Independientemente del afán propagandístico, la rendición de cuentas debe inspirar cualquier ejercicio de comunicación gubernamental, con el objetivo de informar y argumentar las iniciativas y las políticas de una administración.
Por otra parte, el gobierno también comunica sus decisiones para ganar un espacio en la opinión pública y competir con otros actores políticos para fijar sus temas en la agenda de los medios de comunicación.
Dicha competencia la domina o la gana la entidad o el actor público que logra instalar sus temas, ideas y argumentos en los encabezados principales de las noticias de televisión, radio, periódicos, revistas y portales de Internet.
Pues bien. Se supone que estos dos elementos –la rendición de cuentas y el establecimiento de la agenda– son los que justifican las conferencias de prensa diarias del flamante presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador.
¿Pero las primeras mañaneras de López Obrador han cumplido con rendir cuentas y han logrado establecer sus temas en la agenda de los medios? Luis Estrada, politólogo y consultor en comunicación política, dice que no.
En un interesante análisis publicado esta mañana en la versión digital de la revista Nexos, Estrada demuestra que en las primeras 12 conferencias de prensa, López Obrador sólo ha contestado 15 de las 21 preguntas que se hacen en promedio en cada una, y evade seis.
De acuerdo con el autor, el porcentaje de respuesta (71 por ciento) es relativamente bajo si se toma en cuenta que las conferencias de prensa son eventos planeados con antelación por quien las convoca, y que precisamente tienen el objetivo de informar a detalle sobe uno o varios temas.
El reporte indica que López Obrador evadió responder una de cada dos preguntas sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Sobre seguridad y violencia, el presidente ha evadido casi el 40 por ciento de las 47 preguntas que se le han hecho al respecto.
Destaca la conferencia de prensa del pasado lunes 17 de diciembre, cuando según el análisis de Estrada, López Obrador evadió más del 60 por ciento de las preguntas que le hicieron los reporteros de la fuente.
Sobre el establecimiento de sus temas en la agenda de los medios, Estrada indica que sólo en siete de 73 primeras planas de siete de los principales periódicos de circulación nacional, se ha publicado como noticia principal algún tema de las conferencias de prensa, es decir, menos del 10 por ciento.
El análisis plantea una demoledora conclusión: “Al menos en las primeras 12 conferencias de prensa diarias del Presidente AMLO, la calidad de la información es regular, y el impacto en la agenda en los medios de comunicación es prácticamente nulo”.
Como quien dice, mucho ruido y pocas nueces. Un fracaso.