El agua, un derecho del pueblo
El desgajamiento del cerro Chiquihuite, en Tlalnepantla, se suma a los desastres naturales ocurridos en las últimas horas: desbordamiento de ríos e inundación en Tula Hidalgo; sismo de 7.1 grados en Acapulco y, huracán de 200 kilómetros por hora en Los Cabos, Baja California Sur.
En cada uno de esos sucesos las autoridades quedaron rebasadas, salvo en Tlalnepantla, donde la Guardia Nacional brinda seguridad perimetral y apoya a los cuerpos de rescate locales (Tlalnepantla, Atizapán, Naucalpan, Huixquilucan y la CDMX) en la remoción de escombros.
¿Se acuerda usted de aquella mujer que dijo estar embarazada “pero poquito”?
Pues ahora el mero jefe del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y eterno aspirante a gobernador de Chiapas, Zoé Robledo anda culpando a todos por los muertos de Tula, menos a él.
Como bien señala en su análisis la académica de la Universidad Iberoamericana, Ivonne Acuña Murillo: morir en México, en razón de la violencia sin sentido o por la estupidez humana, es un riesgo que no podemos ignorar.
Cito:
“Por si no fuera suficiente con la violencia que las bandas del crimen organizado, no organizado y los delincuentes ocasionales infligen a la sociedad mexicana, alguien muere por la falta de “entrenamiento”, sensibilidad, sentido común, conocimiento, inteligencia, “aplicación de los protocolos de acción” de quienes deberían resguardar la seguridad de las personas.
En su estudio advierte la necesidad de cuidarnos “no sólo” de los delincuentes comunes sino de quienes, “ostentado un cargo público no están preparados para brindarnos apoyo en caso de una emergencia.
Para despejar toda duda, deje cito el artículo 230 del Código Penal federal:
Incurre en negligencia quien “I.- Por falta de cuidado, negación, práctica indebida, negligencia, impericia, omisión o descuido; ponga en peligro la vida del paciente, cause la pérdida de un miembro, afecte la integridad de una función vital, corporal o pierda la vida.
Con el argumento de que era un nido de corrupción, el presidente Obrador desapareció el Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden), encargado de “mitigar los efectos” que pudieran producir las lluvias intensas, huracanes, terremotos e inundaciones.
Durante años, el Fonden fue exitoso gracias al Ejercito vía Plan DN-III y a la Armada de México.
De cara a lo que está sucediendo, diputados del PRI y del PAN y con ellos miles de damnificados reclaman un organismo encargado de atender los desastres naturales.
¿Escuchará Andrés Manuel esa petición?
¿Pondrá, como siempre, oídos sordos al reclamo oposicionista?
Juzgue usted:
El huracán Olaf tocó tierra en Los Cabos. Lluvias torrenciales en Baja California Sur; muy fuertes en Nayarit y Sinaloa, fuertes en Jalisco y chubascos en Colima, Durango y Zacatecas.
Suman 16 los muertos en el hospital IMSS de Tula, Hidalgo, tras desbordamiento de rios.
La presa Danxhó en Jilotepec, Estado de México, inundaría el Valle del Mezquital.
Se desgaja el cerro del Chiquihuite, en Tlalnepantla. Reportan un muerto y diez desaparecidos.
Se esperan cinco ciclones en el Pacífico y siete en el Atlántico
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