Indicador político
Hoy inicia el tan ansiado último año de Enrique Peña Nieto como Presidente de México. Hay quienes se alegran –como un servidor- y quienes no (sus adeptos, amigos favorecidos, y alguno que otro incauto que le admira).
Lo único que puedo reconocerle es que enfrentó de forma inmediata algunos pendientes que se tenían en la agenda nacional desde hace algunos años pero que, desafortunadamente no resultó como los ciudadanos esperábamos.
Estoy hablando de las Reformas Estructurales que han sido severamente cuestionadas por muchos pero que eran necesarias. Sí, era necesario reformar todo lo conducente a tópicos como la educación, el empleo, los energéticos, las telecomunicaciones, la recaudación fiscal, la competencia económica y por supuesto, los temas político-electorales.
Vayamos con calma, las reformas eran necesarias pero según mi óptica, debían tener una orientación distinta; se suponía que los resultados de éstas reformas se verían reflejados positivamente en la vida de los mexicanos pero, resulta particularmente interesante preguntarse si es así.
En cuanto a educación tengo que celebrar que se terminó con la compra-venta y asignación de plazas indiscriminadamente, que los exámenes de oposición me parecen una buena estrategia de profesionalización, que le quitaron al sindicato todas las prebendas y canonjías de las que gozaban; pero, ésta reforma no planteaba un modelo educativo que se adaptara a las condiciones de nuestro país, los resultados de los exámenes de oposición rara vez se respetan, y si hablamos del sindicato pues sí se actuó de forma correcta. Más que una Reforma Educativa, fue una de carácter laboral para el sector educativo, todavía queda pendiente la verdadera Reforma Educativa.
En lo que respecta al empleo, no sé si la finalidad era atacar directamente a la fuerza productiva del país. Los contratos a prueba, el outsourcing, el pago y tope de salarios caídos en caso de huelga, horarios flexibles, así como el mísero pago por hora de $8.00 son parte de este reformismo iniciado por EPN en contubernio con los partidos políticos que logró conjuntar en su Pacto por México. Con referencia a los contratos de prueba de capacitación, estos pueden durar desde un mes hasta medio año. En caso de que el empresario decida no emplear a quienes mantuvo en prueba no está obligado a pagar indemnización alguna por sus servicios. Otro de los puntos controvertidos ha sido el “Outsourcing” o la subcontratación; según críticos esta no es del todo un acierto, debido a que no existe supervisión e inspección adecuadas para evitar que en la industria u organizaciones evadan el cumplimiento de los derechos laborales y el pago de impuestos. Se trata de una involución en materia laboral, no de una reforma.
Y si de energéticos hablamos, basta ver los resultados con la poca o nula competencia que existe en la oferta de combustibles, los contratos entregados a empresas ligadas a políticos en su mayoría priístas, el poco avance que se tiene en el combate al robo de combustible y un sinfín de cuestiones que podríamos sumar. La Secretaría de Hacienda establecerá las condiciones económicas relativas a los términos fiscales de las licitaciones y de los contratos. Por lo tanto, el principal criterio para la asignación de contratos será para quienes ofrezcan mayores pagos contractuales para el Estado, por encima de los criterios técnicos, que variarán de acuerdo con el proyecto, ahora ya sabemos por qué se le otorgaron contratos a algunas empresas. De igual forma, se presumió que tendríamos un decremento en el costo de la energía eléctrica que se ve reflejado contrariamente en nuestro bolsillo, el Estado mantiene la planeación y el control del sistema eléctrico nacional, así como el servicio público de transmisión y distribución de energía eléctrica, sin perjuicio de que pueda celebrar contratos con particulares para vender la energía eléctrica que generen. Todo pintaba muy bonito pero los sindicatos de PEMEX y CFE mantienen sus privilegios a diferencia del de educación. Aquí se hizo una reforma a modo, sí, a modo de que la competencia económica terminara por incrementar los precios de los energéticos que de por sí, ya eran onerosos.
Pero bueno, al menos ya es el último año y queda en nosotros los ciudadanos decidir si queremos perpetuar este régimen priísta donde parece que a todo mundo le va bien, menos al ciudadano de a pie.
Pensemos detenidamente en los minúsculos avances y grandes retrocesos de este gobierno; decidamos sobre lo que queremos a futuro, pero hagámoslo bien porque será muy triste que en 6 años estemos experimentando esta sensación de incertidumbre que vivimos desde hace ya muchos diciembres.