Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
Morelia, Mich., 11 de marzo.-Bien dicen que los pesos y los centavos nunca se juntan. Desde hace décadas México ha optado por una política exterior basada en la cercanía y complicidad con Estados Unidos. Han sido evidentes los excesos diplomáticos. Ahora vemos tristemente cómo esa relación pendía de un hilo con el arribo a la Presidencia de nuestro vecino país del norte, Donald Trump.
Sobra decirlo, pero la política entreguista sólo ha beneficiado a pequeños grupos políticos y financieros, afectando severamente a los sectores sociales mayoritarios. Incluso de manera penosa, los gobiernos mexicanos han jugado un triste papel en cumbres internacionales donde le han seguido el juego a la nación más poderosa del mundo.
México fue líder latinoamericano, nuestros hermanos de centro y Sudamérica sienten un gran aprecio por nuestro pueblo, no así por algunos de nuestros gobernantes, de manera particular con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón Hinojosa; a éste último no le permitieron entrar a Cuba recientemente, porque asumió una actitud servil hacia el gobierno estadunidense.
Los mismos gobiernos llamados neoliberales han promovido fobias, críticas infundadas y rechazo hacia el gobierno de Cuba, muchas veces para quedar bien con el gobierno norteamericano, quien olvida “el comes y te vas” de Vicente Fox al presidente cubano Fidel Castro.
Con guante blanco, “el gobierno de Cuba expresó este viernes su solidaridad con México ante el muro que pretende construir unilateralmente Estados Unidos en la frontera de los dos países”. (La Jornada)
Las diferencias con el gobierno estadunidense se comenzaron a acrecentar en la última década, sobre todo en materia de seguridad, es por ello que la política injerencista norteamericana se dio más vuelo. Hubo una crisis diplomática con Francia, originada por las graves irregularidades cometidas en la detención de la secuestradora Florence Cassez, hace algunos años.
La torpeza diplomática del gobierno foxista llevó al país a graves incidentes diplomáticos con Cuba y Venezuela. Ahora, Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores de México está representando un extraño papel, en donde a partir de una “amistad” con el yerno de Trump, encabeza la diplomacia mexicana, pero no sabemos a quién sirve más en esta doble función. Eso de juntar pesos con centavos nunca ha dado buenos resultados.