Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Morelia, Mich., 3 de enero, 2017.-El fondo de los gasolinazos es la corrupción de los gobiernos mexicanos. No se hagan bolas, dijo Carlos Salinas. Solo basta realizar un breve recorrido por la historia para entender lo que ha ocurrido con el petróleo.
Si todos los gobiernos nacionales hubieran entendido que la actividad política es para servir y no para servirse, otro gallo nos cantara.
Los gobiernos postrevolucionarios, les quedó claro que el reto era construir una nación, partiendo de la base de que México era una pueblo carente de todo, pero con idiosincrasia y cultura de solidaridad.
En 1938, el general Lázaro Cárdenas, el más nacionalista de todos los mandatarios, expropió el petróleo para que la mayoría del pueblo recibiera un beneficio en materia de educación, empleo, salud.
Para entonces el desarrollo fue muy significativo. A mediados de los 50 iniciaron las políticas modernistas y pro-estadunidenses, acompañadas de corrupción.
En la década de los 60 la sociedad comenzó a exigir cambios. El entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz incluyó otro ingrediente en la administración pública: la represión.
Para entonces, el sistema político mexicano estaba desgastado, y se optó por la imposición y el cierre a la llave a todo lo que implicara democracia. En los 70 se acentuó la política del miedo, la demagogia y quedó establecido que el quehacer político era el mejor de los negocios, más se si barnizaba de pluralidad.
Lo más álgido de la corrupción fue con José López Portillo, quien después de señalar: “Somos ricos”, al final de su administración rectificó: “Nos robaron”.
Comenzó a crecer la deuda pública; los mandos de seguridad entendieron que la política y corrupción era buen negocio y les correspondía ser parte de él. Sin embargo, fue Carlos Salinas quien dio un giro total a la administración pública, incluso llegó a decir que en 25 años México sería un país desarrollado.
Pero su política neoliberal sólo sirvió para deshacerse, sospechosamente, de las empresas paraestatales. Obviamente México no es un país desarrollado y lo único que incrementó fue el número de pobres, acentuando la desigualdad social, donde los ricos son muy ricos y los pobres muy pobres.
En el caso del petróleo, los recursos se utilizaron para cubrir el gasto corriente y de enriquecimiento desmedido de sindicalistas y de muchos funcionarios. No se construyeron en se momento las refinerías que se necesitaban con urgencia.
Los siguientes presidentes de México siguieron, a la fecha, la misma ruta de Salinas, incluyendo los panistas. Los estudiosos y analistas políticos auguraron parte de lo que ahora vivimos. Nunca pensamos que un solo presidente cometería tantos errores en tan corto tiempo. Y todavía no llegamos a lo peor.