Poder y dinero
El pasado sábado 11 de mayo, mientras se desarrollaba el mitin político de la candidata de Morena a la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, quedó en evidencia la persistencia de viejas prácticas políticas que la Cuarta Transformación (4T) promete erradicar.
Durante la intervención del candidato de Morena al Senado, José Antonio Álvarez Lima, las huestes del Partido del Trabajo (PT), entre las que destacaron simpatizantes de Rodrigo Cuahutle, intentaron sabotear su discurso al grito de “¡No a la reelección!”.
El episodio recordó las viejas estrategias de la política que el movimiento de la Cuarta Transformación critica: el uso de la fuerza y la intimidación para acallar a los adversarios, prácticas que el petismo tlaxcalteca ha exhibido en repetidas ocasiones.
Un antecedente claro ocurrió durante la campaña de 2021, cuando la gobernadora Lorena Cuellar Cisneros tuvo que intervenir enérgicamente para evitar un zafarrancho entre la porra del PT y los seguidores del entonces candidato a la presidencia municipal de Tlaxcala, Jorge Corichi Fragoso.
En aquel incidente, que tuvo lugar en la comunidad de San Sebastián Atlahapa, perteneciente a la capital tlaxcalteca, los ánimos se caldearon cuando la porra del PT, liderada por Blas Marvin Mora, fue opacada por la del candidato morenista.
A raíz de ese bochornoso evento, los equipos de campaña decidieron no coincidir en futuros actos públicos.
A pesar de los cambios en los candidatos y las circunstancias electorales desde 2021, el PT en Tlaxcala no ha dejado atrás el porrismo, el pragmatismo electoral y las viejas tácticas de absorción de los restos del morenismo en los municipios y distritos.
La actuación del PT durante el mitin de Claudia Sheinbaum no solo intentó sin éxito desestabilizar la intervención de Álvarez Lima, sino que también expuso la miseria política de un partido que, aunque se dice aliado de la 4T, sigue aferrado a las mismas prácticas que pretende combatir.
Más allá de los gritos y sombrerazos de la porra brava del PT, el intento de sabotaje contra Álvarez Lima fracasó y no logró mermar su posición como futuro senador por Tlaxcala.
Este incidente revela las profundas contradicciones dentro de la alianza de la Cuarta Transformación y cuestiona la autenticidad de su compromiso con la renovación política en México.