Libros de ayer y hoy
@guerrerochipres
Crecimiento demográfico y económico, cambio climático y degradación de los ecosistemas son factores a considerar en la mitigación del estrés hídrico en México y el mundo.
Este problema es uno de los desafíos ambientales y socioeconómicos más críticos de este siglo. Conforme la población crece y los efectos del cambio climático se intensifican, la gestión sostenible del agua se convierte en una prioridad urgente.
Según la Organización de las Naciones Unidas más de dos mil millones de personas en todo el mundo se ven afectadas y prevé para 2025 que la mitad de la población mundial viva en áreas con escasez de agua.
El cambio climático exacerba estos problemas. Un informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático advierte que un aumento de 1.5°C en la temperatura global podría reducir significativamente la disponibilidad del líquido en muchas regiones.
Hay una enorme desigualdad en la disponibilidad de agua en las sociedades, asociada, en primer lugar, a factores geográficos, también a la falta de infraestructura hídrica, baja aplicación de tecnologías innovadoras y el hecho de no modernizar políticas, regulaciones y prácticas de gobernanza.
En ese contexto, la crisis del agua está en el centro de la planeación de políticas públicas de la Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, y la próxima Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, con una visión megalopolitana.
Las actuales administraciones de la capital nacional y el Estado de México, a cargo de Martí Batres y Delfina Gómez, han invertido 887 millones de pesos en obras en alcaldías y municipios y en los sistemas de Lerma y Chiconautla. Se han recuperado casi 2 mil litros de agua por segundo, sin tomar en cuenta el sistema de captación de lluvias de las distintas demarcaciones.
Implementar políticas integrales de gestión de recursos hídricos, desde la captación hasta la disposición final, promover el uso de tecnologías de riego eficientes, mejorar la infraestructura para reducir las pérdidas en el suministro urbano y rural, así como proteger y restaurar cuencas hidrográficas, humedales y otras áreas naturales reguladoras del ciclo del agua será fundamental.
Brugada, quien como alcaldesa de Iztapalapa gestionó eficazmente el abasto de agua, plantea sistemas de captación de lluvia, rehabilitación y construcción de plantas potabilizadoras, frenar el crecimiento de la mancha urbana en las áreas de conservación, erradicar la tala ilegal de los bosques, así como duplicar la reducción de gases de efecto invernadero.
El estrés hídrico es un desafío global y local. La colaboración entre gobiernos, comunidades y sector privado será clave.