Indicador político/Carlos Ramírez
José Luis Camacho Acevedo.
Se confirmó lo que se temía, la noticia nunca deseada: “!Sí, son ellos!”. Y en ese instante, el llanto rompió el silencio, dejando en el aire el eco del dolor de todo Chautipan.
Hace apenas ocho días esas familias viajaron hasta Chilpancingo exigiendo respuestas, reclamando por los suyos con vida.
Hoy, regresan con 11 ataúdes, esa es la cruda realidad de Guerrero.
El pasado miércoles por la noche, las alarmas se activaron al encontrar una camioneta blanca estacionada abruptamente en el conocido Parador Del Marqués. De la batea del vehículo escurría sangre. Los testigos oculares dijeron que eran cuerpos humanos amontonados, no se distinguía bien por la pesada oscuridad.
A la FGE no le importó violar protocolos, se llevó la camioneta con una rapidez que ya quisiera la gente que así actuaron en cada evento violento.
Y mientras esto ocurría en Chilpancingo, capital guerrerense!, en la Costa Grande, en Zihuatanejo, en el Partenón del Negro Durazo, la gobernadora, la jefa, la responsable de todo el estado, Evelyn Salgado Pineda compartía escenarios y micrófonos con su melodiosa voz, haciendo lo que más le agrada, cantar.
Nadie le dijo o le advirtió lo que sucedía. No le pasaba en la cabeza el contexto de violencia que los últimos días ha inundado el estado de terror y zozobra.
Insensible, frívola, irresponsable, Evelyn acusa a sus adversarios políticos de de hacer una campaña negra en su contra, al tiempo que se destapaba con un palomazo acompañada de Coque Muñiz.
Pero, no todo es eso, Evelyn puede cantar donde sea, es la mandataria.
Eso sí, no tiene empacho la hija de Félix, en hacer un fuerte reclamo a la sociedad por haber difundido su palomazo en redes sociales, pero nada dijo de las familias que regresan a Chautipan con once ataúdes, y con miedo, desesperación y sin esperanzas, todo por una canción tan malentonada como su fallido gobierno.