No alcanza
No son tiempos ordinarios. Parece ser que eso expresa el sentido común de los mexicanos. La economía está en proceso de colapso por una pandemia que nos ha llevado a la inmovilidad como condición para cuidar la vida. Los meses que siguen en verdad serán muy difíciles para México y para todo el mundo. Perderemos miles de empleos, es altamente probable que una cantidad considerable de empresas se vean precisadas a cerrar, y lo más doloroso es que muchos hogares habrán perdido padres, hermanos, sobrinos, primos y amigos. La pérdida de vidas humanas, además de ser dolorosa, supondrá la pérdida de agentes productivos en todos los ámbitos, una verdadera tragedia.
En tiempos calamitosos los liderazgos son cruciales. Son tiempos en los que deben demostrar sus fortalezas para unificar, para trazar rutas alternativas, para infundir ánimo, para decidir oportuna y eficazmente, para organizar, para otorgar certidumbre a los diversos, para dar foro y espacio de operación a los que por su alta calificación profesional deben tomar parte del timón, para optar por prioridades congruentes con las necesidades apremiantes. En fin, los liderazgos son esenciales para resistir, para salir y para inaugurar desde cero nuevas etapas.
Durante los días previos al domingo 5 de abril la mayoría de los mexicanos abrieron su corazón a la esperanza. El anuncio de que el Presidente de todos los mexicanos dirigiría un mensaje a la nación, en el contexto de un país vapuleado por la pandemia y los ya tangibles efectos negativos en la economía, alentó el ánimo y la creencia de que conoceríamos medidas claras y contundentes para hacer frente a la crisis sanitaria por un lado, pero también para apuntalar los sectores de la economía que se tambalean al borde del colapso.
El conocimiento obligado que sobre la manera en que las demás naciones están atendiendo sus crisis ha puesto a disposición de los mexicanos referentes críticos para sopesar lo que nuestro propio gobierno ha hecho y está dispuesto a hacer. vaya, se trata de un problema global, de tal manera que las estrategias empleadas allende los mares y las fronteras no nos son ajenas. Las estrategias exitosas para el componente sanitario y para el componente económico pueden ser reconocidas en sus resultados más allá de los discursos, la post verdad o la ideologización. Las crisis no se resuelven con ideología se resuelven con altas dosis de ciencia, de profesionalismo y de consistencia ética. Así que lo que pasa en el mundo pasa en México, los aciertos u omisiones de los gobiernos son el referente para conocer los aciertos u omisiones de nuestro gobierno.
De buena fe ─fe esperanzadora─, ciudadanos, economistas, empresarios, comerciantes, empleados, obreros, campesinos, gobernadores, representantes populares, liderazgos políticos, de manera singular la dirigencia nacional de Morena, le apostaban a que este domingo el Presidente daría a conocer un propuesta integral para atender todas las aristas de la crisis en desarrollo. Particularmente esperaban claridad, compromiso y profundidad en materia económica.
Sin embargo, el anuncio fue decepcionante. De nueva cuenta un discurso saturado de ideología, como si el Presidente no lo fuera de todos los mexicanos, privilegiando la descalificación y promoviendo el encono. Como si la dimensión de la crisis no bastara para un llamado amistoso, sin doble filo ni imposición de vasallajes, que alentara la solidaridad y la unidad de todos los mexicanos. Porque eso es precisamente lo que ya estamos necesitando y más adelante vamos a necesitar aún más.
Un discurso con unas pocas pinceladas en materia económica que en ningún momento derivó en los cómos y que pospuso para próximos días la publicación de acciones, como si no hubiera la urgencia de presentarlas ya, como si cada día que pasa no fuéramos testigos de que la economía mexicana, toda, va en picada y que urgen acciones para contener y reactivar. En verdad, y con mucho pesar, nos preguntamos, ¿hay alguien en Palacio Nacional?
La pandemia es un asunto de carácter global como también lo es la crisis económica que ya tenemos encima. La atención a la pandemia, ni quien lo ponga en duda, pasa necesariamente por una estrategia global, y en esa dirección trata de caminar la Organización Mundial de la Salud. Si no hay una eficaz estrategia global el covid-19 hará estragos extremos. La crisis económica es también global, los liderazgos mexicanos deben estar orbitando en torno a las estrategias globales de recuperación y tomando conocimiento de cómo las demás naciones atienden los resortes de su economía para que esta siga siendo funcional y no colapse. Y para ello es imprescindible que los capitanes de la nave gocen de la confianza social y global. Sería desastroso que, como se ha filtrado en los últimos días, el gabinete económico del gobierno federal fuera reemplazado justo a la mitad de la crisis. ¿Cuándo entenderá nuestro Presidente que lo es de todos los mexicanos y que sus políticas deben mirar por todos?