Pedro Haces, líder de la CATEM
Los salinistas Aguilar Camín y Jorge
Castañeda, sin calidad moral ni política
En una de las características que debieran tener los intelectuales, el poeta y ensayista Gabriel Zaid incluyó una infaltable: tener calidad moral. Los salinistas Héctor Aguilar Camín y Jorge G. Castañeda contaminan, pervierten y restan calidad moral a las propuestas de los desplegados, entre ellos el del jueves 16 de julio.
Con habilidad propia de la tenebra intelectual en modo de asamblea de prepa universitaria, Aguilar Camín y el racista antiindigenista Castañeda aparecen –para colmo: por razón de apellido– entre los primeros del desplegado “Contra la deriva autoritaria…” que propuso –ahora sí– una BOA –Bloque Opositor Amplio– para las elecciones legislativas federales de junio del 2021.
La presencia de Camín y Castañeda contaminó la buena voluntad de otros intelectuales –algunos de ellos ex funcionarios que probaron el veneno del poder– en modo de activismo anti AMLO y de críticos de modelo político lopezobradorista, Los dos vienen –y el modelo de hoy es el mismo de entonces– del Grupo San Angel de 1994 que quiso poner un presidente interino ante el “choque de trenes” en las presidenciales de ese año, afectadas por el alzamiento zapatista, los secuestros de empresarios y el asesinato del candidato presidencial priista Luis Donaldo Colosio.
Al fracasar en su intento de apoderarse en aquel año de una presidencia interina con un proyecto difuso de “transición a la democracia”, Castañeda se reunió en 1996 con el expresidente Carlos Salinas de Gortari en Irlanda y a su regreso a México planteó –¿consejo de Salinas?– la renuncia del presidente Zedillo.
La relación de Aguilar Camín con Salinas fue ideológica, de proyecto de modernización, política, de amistad, de contratos sin control, de dinero en negro y de complicidades, así como de rupturas delatoras y, por qué no, de reconciliaciones porque donde hubo fuego, cenizas quedan.
Camín y Castañeda pervirtieron el sentido político del desplegado del jueves 16 de julio, porque muchos de sus otros firmantes han estado comprometidos en una lucha abierta y sin intereses turbios por la democracia. Castañeda fue canciller del gobierno de Fox, pero renunció cuando no vio posibilidades de ser candidato presidencial. De todos modos, anunció su precandidatura para las elecciones del 2006, pero se vio nada más apoyado por Camín y prefirió marcharse al extranjero.
El desplegado de los intelectuales provocó una carta y un mensaje en redes del presidente López Obrador, pero, como siempre, los intelectuales siguen leyendo al revés al presidente de la república. Lo acusaron de persecución, de temor ante temible la alianza opositora para 2021 y ¡de hacerles caso! Sin embargo, con malicia hasta perversa, López Obrador respondió en público al desplegado para jalar la atención social al documento y obligar a partidos y firmantes a un posicionamiento más serio que fue, obvio, negativo.
Si bien en la lista de firmantes existe un buen caudal de posibles candidatos a diputados federales, los partidos de oposición se están moviendo en escenarios de pactos de partido, sin dejarse seducir por nombres de figuras. Y todos ya marcaron su raya respecto a Camín y Castañeda por su altísimo grado de conflictividad personalista, toxicidad salinista y su tendencia a no terminar nada.
Con su desplegado y sus respuestas al presidente, los intelectuales están demostrando que pueden tener muchas ideas, pero saben nada de política práctica. No pueden lanzar una confrontación contra el presidente de la república y luego acusarlo de intimidación en su respuesta. Y no han entendido que López Obrador tiene un alto grado de malicia dentro de su dureza política.
En política no se deben confundir los tiempos y circunstancias. El desplegado fue redactado en el escenario del BOA denunciado también por el propio presidente de la república hace semanas. Los intelectuales probaron que sí existe el proyecto BOA, aunque en realidad no existe; así de juego de espejos y reflejos es la política práctica que no han entendido los intelectuales.
Es posible que el expresidente Salinas de Gortari sea ajeno al desplegado, pero la presencia de Castañeda deja muchas pistas para policías chinos. En 1994 Castañeda redactó y circuló un documento para instruir a la clase política sobre qué hacer cuando Zedillo perdiera y no tomara posesión de la presidencia. Ese documento existe y está en poder de algunos de los miembros del Grupo San Angel. Ahora Castañeda vuelve a las andadas.
El desplegado nació contaminado por infección del virus Camín-Castañeda.
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