Declaraciones de México y Oaxaca
EE. UU. 2020 (5). Trump interrumpió
geopolítica Bush-Obama post 9/11
Detrás de la campaña personal del establishment demócrata-republicano para impedir la reelección de Donald Trump no se localiza un enfoque decente de la política ni la defensa de la supuesta democracia, sino el intento de regresar la estrategia de seguridad nacional estadunidense al modelo imperial definido por George Bush Jr. y Barack Obama en sus programas oficiales de seguridad nacional.
En este contexto debe leerse también la carta abierta de casi quinientos funcionarios de la comunidad de inteligencia y seguridad nacional de los últimos treinta y cinco años –desde Reagan hasta los despedidos por Trump– denunciando que Trump había abandonado los principios de la geopolítica estratégica de la Casa Blanca basados en la guerra, el posicionamiento territorial en el mundo y la lucha antiterrorista como eje del imperialismo del complejo militar-industrial-mediático.
La comunidad neoconservadora posterior a los ataques terroristas del 2001 fue delineada por el presidente Bush en su Estrategia de Seguridad Nacional 2002: “la defensa de la Patria y la defensa basada en misiles forman parte de la seguridad mayor y son prioridades esenciales para los EE. UU.” Con esos principios logró Bush Jr. el apoyo y aval de los demócratas en el congreso, entre ellos el voto de los senadores Barack Obama y Hillary Clinton a favor de la invasión a Irak en 2003 basados en inteligencia falsa inventada por el MI6 de Inglaterra y la CIA norteamericana.
A pesar de usar como engañifa el discurso de Berlín en su campaña electoral en 2008 a favor de la nueva paz sin misiles ni marines, Obama refrendó los principios del modelo de Bush Jr. y sus estrategas encabezados por el perverso Dick Cheney y los halcones reaganianos, puso como secretaria de Estado a Hilary Clinton por su perfil guerrerista. Por cierto, entre los halcones de Bush Jr. estaba John Bolton, que fue consejero de seguridad nacional de Trump y salió despedido por tratar de imponer su modelo bushiano-obamista de seguridad estratégica imperialista.
Aunque Trump aprobó su Estrategia de Seguridad Nacional 2017 con los mismos principios de Bush Jr. y Obama, en los hechos desactivó la diplomacia de las cañoneras, se salió de la lógica guerrerista en el medio oriente, dialogó con el líder comunista de Corea del Norte y busco entendimientos con el ruso Putin y el chino Xi Jinping, contrariando a la comunidad de los servicios militares y civiles del conservadurismo militarista.
La historia más completa y ampliada del modelo de diplomacia militarista de los neoconservadores del periodo 2001-2003 la cuenta el analista Alex Callinicos en su libro Los nuevos mandarines del poder americano (Alianza Editorial, 2003). La elección de Obama, el papel militarista de Hillary Clinton y su candidatura presidencial en 2016 desdeñando al pasivo Joe Biden y la victoria de Trump en 2016 por encima de los poderes fácticos del complejo militar-industrial–mediático del nuevo establishment estadunidenses completan el cuadro político para entender las razones de la campaña concertada para derrotar a Trump en la reelección y regresar a los EE. UU. al modelo imperial conquistador tipo Imperio Romano.
Por tanto, las acusaciones de racismo, mala educación y agresividad contra Trump quieren aplastar el hecho de que cuando menos el 45% de los estadunidenses apoya el modelo de Trump que ha marginado las invasiones, las guerras y el papel de superpolicía para centrarse en la economía. La política migratoria de Trump responde a las demandas de los estadunidenses caucásicos e hispanos que no quieren invasiones de migrantes para competir por las pocas plazas y la política exterior se basa en que el terrorismo es una respuesta de las comunidades árabes radicales contra la presencia estadunidense en territorios árabes para imponer una democracia tipo estadunidense.
La alianza de operadores y seguidores de Bush con operadores y seguidores de Obama contra Trump responde, en consecuencia, a su exclusión del modelo imperial de Trump para buscar el regreso de los viejos imperialistas tipo Reagan, Bush Sr., Cheney y Hillary Clinton. En este sentido, la elección presidencial de hoy martes redefinirá el papel imperial de los EE. UU. entre las cañoneras o el del dólar y el comercio.