El agua, un derecho del pueblo
Las elecciones del pasado 6 de junio del 2021 en Michoacán, junto con las de Sinaloa, son históricas.
¿Por qué?
Porque como no había ocurrido en la historia electoral mexicana, a los ojos de todos apareció el brazo electorero del crimen organizado que lo mismo secuestró y mató candidatos, que impuso aspirantes, desapareció opositores, retuvo a funcionarios de casilla y compró votos.
Incluso nacieron nuevas nomenclaturas para explicar la jerga coloquial empleada por las mafias criminales en el terreno electoral.
Expresiones como “el voto o la vida”, “todos a votar por el partido del patrón” y “el que no vote por Morena se muere”, se escucharon en cientos de casillas el 6 de junio por todo Michoacán, en donde sin problema resultó ganador el candidato impuesto desde Palacio: Alfredo Ramírez Bedolla, por el partido Morena.
La escandalosa “narco-elección” de Michoacán fue de tal descaro que el gobernador saliente, el perredista Silvano Aureoles Conejo, debió acudir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para presentar las pruebas del nuevo “narco-gobierno” michoacano.
Claro, luego de la arrogancia y complicidad impensables del presidente mexicano, López Obrador, quien en su momento se negó no sólo a recibir al gobernador Aureoles sino que, sin ninguna prueba, rechazo que en Michoacán se haya llevado a cabo una “narco-elección”.
Peor aún, la mañana de ayer –jueves 24 de febrero del 2022–, el presidente dijo que la violencia ya se había controlado en la entidad, gracias a los programas sociales y a la llegada de las fuerzas federales al estado.
Una declaración que llega luego de que en junio del 2021, poco más de tres mil agricultores de la zona aguacatera de Michoacán se alzaron en armas, cansados de la extorsión, amenazas, secuestros y muerte a manos de por lo menos una decena de grupos criminales que se han apoderado de la zona, en busca del control del llamado “oro verde”: el aguacate.
Pero la declaración del presidente es falsa. ¿Por qué?
Porque lo cierto es que junto con Zacatecas, Sonora y Baja California, el estado de Michoacán ocupa los primeros lugares de violencia criminal, secuestro, desapariciones forzadas y extorsión.
Y es que el “narcoestado” de Michoacán es una verdadera mina de oro para el “Cártel de El Chapo”, el grupo mafioso dominante y responsable de imponer al nuevo gobierno estatal y aliado del presidente.
¿Y por qué Michoacán es una mina?
Porque en la entidad en la que se produce el 60 por ciento del aguacate que se consume en todo el mundo; una codiciada fruta mexicana conocida por las bandas mafiosas como “el oro verde”.
En Michoacán se producen el 95 por ciento de las 2.4 toneladas anuales de aguacate de exportación, que deja una derrama económica calculada en 3 mil 500 millones de dólares, lo que desde hace años despertó la codicia de las bandas criminales.
Actualmente no existe un productor de aguacate en Michoacán que no tenga que pagar “piso” o “cuota” por tonelada de fruta a las mafias que ya no siembran mariguana y menos instalan laboratorios clandestinos para producir droga, sino que incautan fincas, talan bosques y esclavizan campesinos para el cultivo de aguacate.
En la zona aguacatera de Michoacán se disputan “la plaza”, entre otros, “Los Viagra”, “CJNG”, “Zetas”, “Los pelones” y “El Cártel de El Chapo”; éste último dominantes y al que motejan como “El Cartel de Palacio”.
Y es tal la descomposición que vive Michoacán que, a cinco meses de la llegada de Alfredo Ramírez Bedolla al gobierno estatal que el gobierno de Biden decretó un embargo temporal al aguacate mexicano –el 11 de febrero del 2022–, justo en los días previos al Super Bowl de la NFL.
Y es que días antes, un agente sanitario de Estados Unidos fue echado a punta de pistola de una granja aguacatera en manos del “Cártel de Sinaloa”, cuando pretendía realizar pruebas fitosanitarias previas a la exportación.
Pero esa es sólo una cara del problema.
Resulta que sólo el aguacate producido en Michoacán tiene permiso de exportación al mercado de EE. UU.. Sin embargo, las mafias criminales no solo han controlado a los aguacateros michoacanos sino que en los últimos años transportan a esa entidad aguacate producido en otras entidades del país, para sólo empacarlo en Michoacán, de donde lo exportan de manera ilegal.
¿Y que hacen los gobiernos municipales, estatal y federal frente al terror de miles de aguacateros michoacanos?
La tragedia es que desde Palacio se le entregó al “Cartel de El Chapo” la exclusividad del control, venta y exportación de aguacate michoacano.
Así los “narco-gobiernos”, federal y de Michoacán.
Al tiempo.