Ráfaga
No, de ninguna manera pretendemos comparar la violencia que se vive en México con la guerra desatada por la Rusia imperial contra la democracia de Ucrania.
Está claro que la historia, la vecindad y la cultura de la ex Unión Soviética y de Ucrania poco tienen que ver con la historia, la vecindad y la cultura de México y de su vecindad con América del Norte.
Y por supuesto que no existe comparación entre las motivaciones y las causas que desataron la invasión del ejército ruso a Ucrania, con la guerra que se vive en México y que ha costado cientos de miles de vidas, decenas de miles de desplazados y que tienen la economía mexicana en quiebra.
Sin embargo, también es cierto que la guerra que se vive en México resulta más catastrófica de lo visto hasta hoy en Ucrania; con más vidas perdidas, un mayor costo económico y la ruina de la democracia mexicana
Pero existe algo aún peor.
Sí, que a pesar de la tragedia que en los últimos tres años han vivido México y los mexicanos, no sólo el mundo parece indiferente sino que muchos compatriotas prefieren cerrar ojos y oídos a una catástrofe que, por sus resultados contra la sociedad civil, achica lo que hasta hoy hemos visto en la invasión rusa contra Ucrania.
¿Dudan que frente a la tragedia mexicana se queda corto lo ocurrido entre Rusia y Ucrania, a una semana de la invasión?
Sólo basta echar una mirada al terrorismo del pasado domingo en Michoacán; a la violencia sin freno en Zacatecas, Sonora, Sinaloa, Baja California, Baja California Norte, Guanajuato, Jalisco, San Luis Potosí y en la capital del país, por citar sólo algunos casos.
Aquí los datos duros.
Desde el arranque de la “revolución naranja” de Ucrania –de 2004 a 2014, cuando dimitió el títere ruso Víctor Yanukovich–, el número de muertes violentas por la revuelta no era mayor a 250; sin duda una cifra de escándalo.
Pero en México, desde el año 2000 a la fecha, el número de muertes violentas es de casi 500 mil mexicanos; medio millón de compatriotas que han caído víctimas de la violencia criminal.
Pero la tragedia es aún más escandalosa si se comparan los casi 500 mil mexicanos muertos en los últimos 22 años –víctimas de la violencia–, con las 800 mil vidas perdidas en las guerras ocurridas entre el año 2000 y 2022.
Pero si vemos los datos recientes, resulta que en los primeros cinco días de la invasión rusa a Ucrania el número estimado de ucranianos muertos era de cercano a 500, mientras que en esos cinco días en México perdieron la vida más de 400 mexicanos, uno de ellos periodista.
Y si hacemos el recuento de la violencia criminal en los primeros 39 meses del gobierno de López Obrador, las cifras son de espanto, ya que han muerto, según datos oficiales, por lo menos 120 mil ciudadanos a manos de los cárteles de la droga.
Es decir, que en México no hay guerra, no se disparan misiles, no se despliegan ejércitos regulares y no hay declaratoria de invasión, pero la violencia criminal y el número de muertes por esa violencia supera a las muertes de muchas guerras del mundo.
Eso sin contar con el escandaloso número de “atrocidades” cometidas por el llamado crimen organizado, que entre 2019 y 2022 ha cometido más de 13 mil casos de violencia extrema.
Causa en Común documentó, por ejemplo, que sólo en 2021 se cometieron más de 5 mil atrocidades –definidas como el uso intencional y extremo de la fuerza física para causar muerte, laceración, maltrato o terror–, y entre los estados con el mayor número de atrocidades en esos años aparecen Guanajuato, con 586 casos; Jalisco, 374; Veracruz, 279; Chihuahua, 295; Michoacán 319, Baja California, 257 y Guerrero con 272 atrocidades.
Esas atrocidades no se han visto en la invasión rusa a Ucrania y menos un fusilamiento colectivo como el ocurrido el pasado domingo en Michoacán.
Por lo que hace al desplazamiento forzado de la población civil, hasta ayer se calculaba que 800 mil ucranianos huyeron de sus lugares de origen.
En México el gobierno federal no tiene una estadística oficial de desplazados, pero distintas ONGs intengran un recuento en los estados de Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Chiapas, Sinaloa y Veracruz, en donde miles de mexicanos abandona sus lugares de origen por temor a perder la vida.
Datos no oficiales hablan de más de un millón de mexicanos que han dejado sus comunidades a causa de la violencia criminal.
Sí, en México no hay guerra, pero el mayor aliado del gobierno es el crimen organizado y el narcotráfico; responsables de la violencia sin freno y de arrancar la vida a muchas de las 58 periodistas muertos en sólo 39 meses.
Y es que en Ucrania, igual que en México la mayor víctima de las tiranías rusa y mexicana es la democracia; el tirano Putin, igual que el autoritario Obrador, pelean territorios para imponer gobiernos de un solo hombre; sociedades sin contrapesos, sin división de poderes, sin elecciones libres, sin prensa libre y sin crítica.
Y si en Ucrania el tirano ruso combate a la sociedad con misiles y con la amenaza nuclear para acabar con la democracia; en México el autoritario Obrador aplasta a la sociedad civil, a los críticos y opositores, con las armas y los matarifes del crimen organizado.
¿Quién ha resultado peor; López o Putin?
Al tiempo.