Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
No, el título del Itinerario Político de hoy no es solo una referencia al choque que en los años 70 protagonizaron Luis Echeverría -como secretario de Gobernación y como Presidente- y los empresarios más influyentes del país.
No, lo que exhibimos son las paradojas entre el choque que hoy protagonizan el candidato presidencial de Morena y el Consejo Coordinador Empresarial -a propósito del Nuevo Aeropuerto Internacional de México y de la reforma energética-, que confirma que la historia se repite, más como tragedia que comedia.
¿Por qué? Porque la moderna versión de Luis Echeverría hoy se llama Andrés Manuel López Obrador, el populista que ve en los empresarios sus principales objetivos de guerra; visión idéntica a la de Echeverría hace medio siglo.
Y es que hoy, igual que hace 50 años, un político populista, aspirante a ser Presidente, amenaza con destruir uno de los proyectos más importantes en la historia mexicana, mientras que el sector empresarial parece muerto de miedo. Y en lugar de exigir legalidad en una obra como el aeropuerto, los empresarios aceptan ser tratados como la CNTE, a la que el populista exige “una mesa de negociación”.
¿Y qué van a negociar; la legalidad y el estado de derecho? ¿Van a condicionar la libre empresa y el libre mercado, en un proyecto como el del aeropuerto?
Olvidan los empresarios que Obrador solo es candidato presidencial por Morena y que la amenazó de tirar el aeropuerto y echar abajo la reforma energética solo es parte de su propaganda engañabobos. Olvidan que en calidad de candidato no tiene facultad alguna para tirar ninguno de los dos proyectos.
Lo cierto es que AMLO “chamaqueó” y “chamuscó” al CEE, cuyos jerarcas presurosos establecieron “una mesa” para suplicar al candidato que no haga realidad sus amenazas.
¿Qué no es el voto el único camino para decir no a un populista? ¿Qué significa la sumisión del sector empresarial? ¿Acaso asumen como un hecho la eventual victoria del candidato de Morena? ¿Ya olvidaron los líderes del CCE que esa organización nació para enfrentar populismos locuaces como el de Echeverría y López Portillo?
Van las paradojas.
En septiembre de 1973 un grupo extremista asesinó al patriarca del empresariado regiomontano, Eugenio Garza Sada. El secretario de Gobernación era Luis Echeverría, a quien no pocos acusaron del crimen y quien debió recibir el reproche contundente de los empresarios, durante el sepelio.
Ese crimen marcó el inicio de la guerra entre los populismos de Echeverría y López Portillo, que consideraban a los empresarios como “la mafia del poder” de entonces.
En el caso de Echeverría, la pelea con el empresariado llegó al extremo de pretender privatizar “la niña de los ojos” del “Grupo Monterrey”; El Tecnológico de Monterrey, a través de la SEP de Víctor Bravo Ahuja y del secretario del Trabajo, Porfirio Muñoz Ledo.
Y es que según los intelectuales de ese tiempo, afines a Echeverría, el “Grupo Monterrey” era “la mafia del poder” que incluso había participado en la caída del gobierno socialista de Salvador Allende en Chile.
Hoy, un populista -apenas candidato- sometió al CCE “con el petate” de tirar el aeropuerto y de revertir la reforma energética. ¿Por qué?
Porque asistimos a la reedición de la pelea entre empresarios y la versión moderna del populismo al estilo Echeverría, reencarnada en AMLO.
Pero otros empresarios -cuyos padres enfrentaron a Echeverría- olvidaron el origen del CCE y hoy no solo aplauden, sino que son aliados del moderno Echeverría. Uno de ellos es Ricardo Salinas Pliego, quien volcó empresas y medios al servicio del candidato de Morena. Otros que también olvidaron la historia lucha del “Grupo Monterrey” contra el populismo, son los propietarios de Reforma y El Norte, hoy aliados de Morena y del moderno Echeverría.
Además, un jerarca emblema del CCE (1981-1985) se llamó Manuel J. Clouthier. El Maquío, como lo motejaban, enfrentó el populismo de Echeverría y las corruptelas nepotistas de López Portillo.
Clouthier se opuso a la privatización bancaria. Clouthier encabezó una revolución empresarial “contra el populismo”, al que llamaba “el peor cáncer” del libre mercado. Clouthier incursionar en política, en el PAN, del que fue candidatura presidencial en 1988.
Sin embargo hoy, Tatiana Clouthier, -hija del Maquío-, jefatura la campaña presidencial del populista de Morena, la moderna versión de Echeverría y López Portillo juntos. Tatiana tiene “los ojos en la nuca”, va en dirección contraria a la historia y elogia a populistas a los que combatió su padre, en luchas por las que dio la vida.
Y hoy solo falta escuchar el grito empresarial: “¡Echeverría o el caos!”, como gritaron intelectuales de los años 70. ¡No aprendemos de la historia!
Al tiempo.