Inseguridad y violencia no paran
LA GUERRA CALDERON ANAYA.
La de Felipe Calderón y Ricardo Anaya es una guerra a muerte; una guerra en la que no hay lugar para la reconciliación.
Y si lo dudan, la siguiente historia lo confirma.
Como saben, el 9 de julio pasado, a los 85 años, falleció Diego Zavala, padre de Margarita Zavala y uno de los principales impulsores del PAN.
Como era natural, al enterarse del deceso, Ricardo Anaya trató de hacer acto de presencia en la casa familiar de los Zavala Calderón. Para ello calculó el momento en el que estaría la prensa durante su visita, con la intención de enviar un mensaje de unidad en el PAN.
Sin embargo, cuando en la casa de los Zavala Calderón se enteraron que Anaya pretendía acudir a ofrecer el pésame, ordenaron cerrar el acceso a visitas y –de manera amable–, convencieron a los periodistas para que se retiraran.
De esa forma, cuando Anaya llegó a donde eran velados los restos del académico, jurista y promotor del PAN, no había ni prensa ni pésame. Literalmente le dieron “con la puerta en la cara”.
Horas después, Anaya intentó aparecer con la familia Zavala Calderón, en el sepelio. Pero le repitieron la dosis. No había lugar para el jefe nacional del PAN.
Y es que el ex presidente mexicano y la candidata presidencial no quieren cruzar palabra con un presidente del PAN que llegó al cargo gracias a un grosero engaño colectivo. Es decir, resulta que el señor Anaya prometió a todos quienes lo apoyaron para llegar a la jefatura nacional del PAN, que no buscaría la candidatura presidencial desde la jefatura del partido.
Como queda claro, Anaya engañó a todos.
Y si lo dudan, apenas hace semanas, el senador panista, Javier Lozano, reveló en sus redes sociales que en su casa, cuando Ricardo Anaya lo buscó para que apoyara su aspiración a la jefatura nacional del PAN, el queretano juró y perjuró que una vez en la jefatura azul, no buscaría ser candidato presidencial. Por eso, el senador Lozano exhibió a Anaya como mitómano.
Algo similar ocurrió con Rafael Moreno Valle. Y es que –como saben los panistas–, el entonces gobernador de Puebla fue uno de los principales promotores de que Ricardo Anaya se convirtiera en jefe nacional del PAN.
La razón hoy parece una ternura de párvulos. Yes que Moreno Valle depositó toda su confianza en Anaya, al que le invirtió capital político y económico, a cambio de que una vez en la presidencia nacional del PAN, el queretano se desempeñaría como el alfil del mandatario poblano en el PAN.
Dicho de otro modo, Rafael Moreno Valle empujó a Ricardo Anaya a la presidencia del PAN, para tenerlo como incondicional. Sin embargo, una vez convertido en jefe de los azules, Anaya le dio la espalda al gobernador de Puebla, junto con todos aquellos que lo llevaron al cargo.
Hoy, como todos saben, Anaya es no sólo el dueño del PAN, sino de los millones de spots del partido, de la alianza con el PRD y hasta de la candidatura presidencial azul y de frente.
Por tanto, Anaya es el enemigo a vencer por todos los aspirantes presidenciales azules, es el principal enemigo de la familia Zavala Calderón y, sobre todo, es el enemigo de todos los aspirantes presidenciales del frente pactado entre el PAN y el PRD..
Pero la historia no termina ahí. El 17 de octubre, la página La Otra Opinión detectó el abierto desafío de Felipe Calderón a Ricardo Anaya. En un texto editorial titulado “¿Expulsará el PAN a Calderón?”, destacamos el abierto desafío del ex presidente Calderón a la dirigencia del PAN y a los estatutos del partido azul, al apoyar abiertamente la candidatura independiente de Margarita Zavala.
Es decir, desde que Margarita Zavala renunció al PAN, Calderón se ha colocado en una clara violación estatutaria, al apoyar a una candidata presidencial no panista.
Pareciera que Calderón está en espera de ser echado del partido por el jefe del mismo, Ricardo Anaya. La posible expulsión de Calderón sería un escándalo mortal para los azules. Por eso, Anaya está ante uno de los mayores dilemas de su gestión.
¿Echarán del partido al violador de los estatutos azules, llamado Felipe Calderón –lo que convertiría al jefe del PAN en villano favorito–, o solapará el PAN la violación estatutaria por parte de Calderón, lo que mostraría a Anaya como un presidente débil?
Acaso valga recordar a los panistas que, en 1940, cuando el PAN no contaba con candidato presidencial, el fundador del partido azul, Manuel Gómez Morín, estableció uno de los principios fundamentales del partido; la libertad de conciencia electoral.
Y es que dijo que los panistas tenían la libertad de votar o no a favor del candidato Juan Andrew Almazán.
Hoy, los militantes del PAN están ante la disyuntiva de apoyar a Margarita Zavala o al jefe de su partido, Ricardo Anaya. También dentro del PAN la pelea por el 2018 será a muerte.
Al tiempo.