Indicador político
BARRALES Y SHEINBAUM: MUJERES EN PUGNA.
La única certeza que arrojó el encuentro de Ricardo Monreal con el dueño de Morena es que la capital del país verá en la boleta electoral de 2018 a dos mujeres en campaña y en pugna.
Y es que quedó claro que a pesar de su diminuto nivel de competencia y sus elevados negativos, la señora Claudia Sheinbaum se mantiene como candidata de Morena al gobierno de Ciudad de México, mientras otra señora, Alejandra Barrales, llevará el estandarte del Frente Ciudadano PRD, PAN y MC.
Aún no está claro si Monreal recurrirá al suicidio político –como aquí lo dijimos ayer–, o si intentará un “salto moral” por un partido distinto a Morena. En todo caso, la disputa por la capital del país se convertirá en lo más parecido a “una pelea de comadres”.
¿Por qué?
Porque las mujeres en pugna provienen del mismo “gallinero político”; el grupo radical de las izquierdas que –luego de reventar al PRD–, dieron origen a Morena. ¿Y eso qué tiene de particular?
A primera vista la batalla político electoral entre las señoras Barrales y Sheinbaum no tendría nada de especial, además de la pelea por votos entre dos profesionales de la política.
Sin embargo, si ponemos la lupa sobre la pelea entre las dos corrientes de la izquierda que disputan la capital del país, podríamos estar en la antesala de “un desplumadero” entre Sheinbaum y Barrales, a causa del pasado nada transparente de las dos aspirantes.
Ya vimos aquí –el pasado domingo–, parte del cochinero que arrastra la señora Claudia Sheinbaum y que seguramente será usado en su contra durante la guerra por la capital del país.
Y seguramente también veremos, por ejemplo, que Alejandra Barrales llegó al PRD de la mano de Martí Batres, un incondicional de Morena y quien conoce a la perfección los negocios poco claros de la ex azafata.
Y no, no hablamos de las propiedades inmobiliarias de la señora Barrales –que salieron a la luz de manera escandalosa, a pesar de que pudieran ser legítimas–, sino del manejo nada claros de recursos públicos en distintos rubros a lo largo del desempeño político de Barrales.
Si ya lo olvidaron, por ejemplo, resulta que Alejandra Barrales y Martí Batres fueron denunciados en más de una ocasión por el uso abusivo de recursos públicos canalizados para dar educación “a los rechazados” de escuelas públicas y que, al final de cuentas, el escándalo terminó en una danza de millones solapada por la Asamblea Legislativa del DF y por la Secretaría de Educación del gobierno capitalino..
Además, la ex senadora estuvo presuntamente implicada en el manejo poco claro de fondos del Sindicato de Sobrecargos, de donde habría salido el dinero para adquirir la aeronave que regaló a su ex esposo, Julio César Nicholson en 2005, cuando era secretaria de Turismo del DF durante la administración de Andrés Manuel López Obrador.
Tampoco están claros los millones de pesos perdidos en las becas fantasma creadas por la ALDF, que Barrales encabezó de 2009 a 2012 , y que supuestamente apoyarían la educación de rechazados de las universidades públicas.
Dichos “negocios” los hizo de la mano de Martí Batres, quien la llevó al PRD en los tiempos en que AMLO era el líder absoluto de este partido. En total se habló de 300 millones de pesos de recursos públicos que Barrales y Batres obtuvieron para las becas fantasma, a través del Fideicomiso de Apoyo a la Educación y Empleo de los Jóvenes.
Incluso, en su momento la Contraloría Interna de la ALDF, a solicitud de la Comisión de Gobierno, realizó una auditoría –oficio CG/VIL/695/2013-, y descubrió que quienes manejaron los recursos saquearon al menos el 30 por ciento del dinero.
La historia se repitió en 2015, cuando la Secretaría de Educación de la CDMX, a cargo de Barrales, tuvo a su disposición un techo presupuestal de 100 millones de pesos para el “Convenio Educación Por Ti” encargado de atender –de nueva cuenta–, a jóvenes rechazados de instituciones públicas de educación.
En su momento, los reportajes del tema fueron publicados por todos los medios, y revelaron graves anomalías en la operación del programa, al grado de que no se conocieron padrones de beneficiarios.
Por lo pronto, todo indica que las señoras Barrales y Sheinbaum aparecerán en la boleta electoral de Ciudad de México en el 2018 y es muy probable que los ciudadanos sean testigos “del desplumadero” de dos adversarias en el terreno político pero que no sólo se conocen sus respectivos pasados, sino sus debilidades y sus negocios poco claros, ya que salieron del mismo “gallinero político”.
Sin embargo, la pregunta es otra.
¿Ante tales antecedentes, cuál será la diferencia entre las señoras Barrales y Sheinbaum? ¿De verdad serán alternativa “a los corruptos” del PRI?
Al tiempo.