Inseguridad y violencia no paran
¿De qué se asustan…?
Repentinamente, cuando el candidato presidencial de Morena dejó escapar la idea de que pensaba en la posible amnistía de los jefes criminales, apareció el pánico colectivo.
Que si había regresado el peligro para México, que si era la mayor torpeza de López Obrador, que si estaba cavando su tumba… incluso menudearon voces que auguraban el fin de los tiempos… claro, de los tiempos electorales para AMLO.
Sin embargo, la verdadera preocupación no son y no deben ser los reiterados resbalones, tropiezos y trompicones del más aventajado candidato presidencial… el problema no es la incidencia discursiva sin freno de un lenguaraz como Obrador.
El verdadero problema es que para buena parte de la sociedad, el de tabasco puede decir que va a indultar al mismísimo Satán y, al final, no pasa nada y no pierde un solo voto, un solo simpatizante y un solo punto en las preferencias.
¿Por qué? Porque para el sector social enamorado de AMLO, el dueño de Morena puede cometer la peor atrocidad y… así lo quieren como presidente. Es la doble moral social que empujó la tragedia en Venezuela, en Gran Bretaña, en Estados Unidos…
Y si dudan basta recordar que ayer se cumplieron seis meses de que se difundió un audio en el que el primogénito de Obrador, Andrés Manuel López Beltrán,y la señora Yeidckol Polevnsky planean lavar dinero.
En el “pinchazo” telefónico, Andy -como en Morena motejan al Jr- explica eufórico a Yeidckol la forma en que Morena “lava dinero”, de quién sabe qué origen, a través de empresas “confiables que sugirió mi papá”.
En su momento, la difusión de la escucha provocó un escándalo que confirmó que Morena es una eficiente lavandería de dinero negro. Incluso hubo quienes especularon que se trataba de dinero procedente del crimen organizado.
¿Se imaginan el escándalo de corrupción si el espionaje telefónico hubiese involucrado a Enrique Peña, a PepeMeade, a Miguel Mancera o a Ricardo Anaya?
¿Imaginan la “madriza” para Enrique Ochoa, Manlio Fabio Beltrones, Miguel Osorio o cualquier otro reputado priista, si sus voces se escucharan en detalles del lavado de dinero?
En cambio, el escandalo se olvidó en horas porque involucraba a la verdadera mafia intocable de la política mexicana, a Obrador, su claque y su familia.
Más aún, luego del escándalo, Obrador difundió un tuit -el 1 de junio pasado-, como para calmar a las fieras. “No puedo, por la veda electoral, contestarle a EPN, Reforma, Televisa, OHL, Yunes, etcétera. No se pasen, se las apunto y el lunes nos vemos”.
¿Y qué paso luego de la promesa de que aclararía el presunto lavado de Andy y de Yeidckol Polevnsky? No pasó nada, más que el tiempo.
Ayer se cumplieron seis meses del escándalo del presunto lavado de dinero de AMLO, de su promesa de que lo aclararía, y nunca regreso al tema
¿Por qué? Porque no le importa, sabedor de la doble moral de sus simpatizantes. ¿Quién de los seguidores de AMLO cuestiona que Morena sea una lavandería de dinero público y dinero negro?
Por eso la pregunta. ¿De qué se asustan…?
Si todos o casi todos saben que Obrador es impermeable a tropiezos, dislates, estupideces…? ¿Por qué se escandalizan de una amnistía prometida a los narcos, cuando en otros momentos ha amnistiado a grupos empresariales, a medios y políticos?
El 11 de agosto de 2016, ante líderes empresariales, Obrador aseguró que una vez que gane la Presidencia en 2018 no habría represalias ni persecución contra quienes se han beneficiado del poder. ¿Lo recuerdan?
Insistimos. ¿De qué se asusta, sí es cotidiana la amnistía a políticos corruptos y rateros, entre ellos a sus principales colaboradores? ¿También lo recuerdan?
Por ejemplo, Obrador ofreció una rentable amnistía política a uno de los villanos favoritos de la mafia del poder; Manuel Bartlett, acusado por el PRD de robar la elección a Cuauhtémoc Cárdenas, en 1988.
Obrador amnistió a los rateros Bejarano, Imaz y a su hija predilecta, la señora Sheinbaum; todos protagonistas de escándalos de corrupción. Amnistió a Alfonso Romo, en su momento artífice del Fobaproa, consentido de Carlos Salinas y hoy convertido en coordinador de su equipo de campaña.
También amnistió a Armando Guadiana Tijerina, empresario minero sobre quien pesan presuntos vínculos del crimen organizado y al que -a cambio de apoyo económico- hizo candidato al gobierno de Coahuila.
Igual perdonó a Napoleón Gómez Urrutia, defenestrado líder del sindicato minero, exiliado, acusado de robar el patrimonio sindical.
Perdonó a Lino Korrodi, operador financiero de Vicente Fox y creador de “Los amigos de Fox”, que no fue más que un ardid mercantil para recaudar dinero de procedencia poco clara.
Es larga la lista de políticos, empresarios y presuntos criminales amnistiados por Obrador.
¿De qué se asustan? ¿De la doble moral social?
Al tiempo.