Comienza la limpia en Veracruz
¡El votante idiota…!
Nadie duda que la corrupción y las propuestas para combatirla serán el tema central de la elección presidencial de julio próximo.
Muchos votantes, incluso “de dientes para afuera”, mientan madre contra gobiernos, políticos y partidos corruptos, a pesar de que son parte de las corruptelas.
Sin embargo, pocos votantes, candidatos y partidos parecen entender que de nada sirve prometer “que bajarán el cielo y las estrellas” para acabar con la corrupción -una vez sentados en el poder-, si desde las precampañas y luego en las campañas los votantes, candidatos y partidos exhiben una profunda deshonestidad.
¿De verdad quieren una cruzada contra la corrupción los miles de empresarios que por todos los medios y en todo el país niegan facturas para robar al fisco? ¿Quieren honestidad cientos de estudiantes que se roban exámenes, incluso para ser jueces o para estudiar medicina? ¿Quieren honestidad los constructores que “pagan mordida” para que les autoricen edificaciones que tiran los terremotos?
¿Quieren honestidad los miles de jóvenes que en la UNAM compran a escondidas su churro o su grapa todos los días? ¿Quieren honestidad los jóvenes que abrazan con amor filial la máxima de que “quien no transa no avanza”?
¿Quieren honestidad los cientos que se roban el cable, la señal de internet, que se roban hasta el papel de baño de la oficina; los ladrones de celulares del Metro, los miles que trafican con alcohol adulterado, los miles que viven del tráfico de drogas, del de personas; los sindicalizados que se roban piezas de equipos médicos en el IMSS, el Issste? ¿Quieren un gobierno honesto los reyes del huachicol en Pemex, los miles de maestros que sin dar clases cobran dos o tres plazas…?
La lista de las trampas y tramposos es infinita.
Por eso las preguntas clave: ¿en serio todos esos tramposos estarían dispuestos a vivir sin todas esas transas? ¿Con qué cara todos esos tramposos -que existen en casi todas las familias- hoy exigen un candidato, un partido o un presidente honesto? ¿No será que esos votantes transas son los votantes idiotas que sufragarán por AMLO?
Pero la anterior es apenas la primera parte de la ecuación.
La segunda son los partidos. ¿Con qué cara van a pedir el voto los aspirantes al Senado, al Congreso federal y a los locales, que solo buscan la impunidad del fuero? ¿Cuántos aspirantes a una curul -seas federal o estatal- son solapados por sus partidos a pesar de que solo buscan el fuero para ocultar sus pillerías?
¿Cuántos como Napoleón Gómez Urrutia, Nestora Salgado, Marcelo Ebrard… y muchos otros quieren ser senadores para tener fuero y para no ser perseguidos por la justicia?
Si los ciudadanos saben -sabemos- que AMLO solo propone a muchos candidatos al Senado, al Congreso federal y a los congresos estatales para darles amnistía criminal adelantada, ¿con qué cara el partido Morena, el candidato AMLO y los propios aspirantes a diputados y senadores piden el voto? ¿Esas ratas de la política son las que acabarán con la corrupción?
Peor aún: ¿con qué cara los ciudadanos siguen creyendo en esos pillos y esas pillerías? ¿Con qué cara van a dar el voto a Morena, a su dueño y a sus candidatos? ¿Con qué cara esos votantes hablan de corrupción en otros partidos, cuando Morena, su candidato presidencial y sus candidatos a otros puestos de elección popular, son emblema de la corrupción?
¿No será que se trata del votante idiota promedio?
Y el tercer factor de la ecuación es el caso de los presidenciables.
¿Con qué cara el señor Ricardo Anaya pide el voto para acabar con la corrupción y llama a votar contra los corruptos, cuando él es el emblema de la corrupción; el rey de de Los Moches y del enriquecimiento inexplicable?
¿Con qué cara el candidato Ricardo Anaya explicará que ayer acudió a la PGR dizque para demostrar que “el que nada debe nada teme” y cuando la Seido le pidió declarar de manera voluntaria, salió corriendo muerto de miedo? ¿Por qué se negó a declarar, si nada esconde?
Lo cierto es que Anaya confirma que es “un candidato presidencial bajo sospecha”. Y no, la sospecha no empezó cuando Anaya se convirtió en candidato presidencial. Esa es una de las grandes mentiras de Anaya y de su claque.
Les guste o no, la sospecha empezó cuando a finales de 2016 aquí publicamos tres entregas del Itinerario Político en las que demostramos que no era compatible el nivel de vida de Anaya, sus ingresos como jefe del PAN y sus negocios ocultos.
Lo cierto es que Anaya está tocado de muerte, la muerte natural de un corrupto.
Y solo el votante idiota promedio creerá en su “honestidad de dientes para afuera”.
Al tiempo.