Poder y dinero
¿Qué pensarían esos ciudadanos si, a pesar de que el INE probó que Jaime Rodríguez Calderón y Armando Ríos Piter cometieron toda clase de trampas, el tribunal se hace de la vista gorda y por una decisión política perdona el cochinero y el engaño a ciudadanos y electores?
¿Qué pensarían si, a pesar de las pruebas contundentes –como aquellas de que El Bronco trianguló dinero público para el pago de sus promotores–, el Tribunal Electoral avala que el gobernador de Nuevo León, con licencia, sea incluido en la boleta presidencial?
¿Qué pensarían los electores si, a pesar de que el INE probó que el senador con licencia, Armando Ríos Piter engordó su lista de apoyos –con miles de firmas presuntamente falsas y salidas muchas de ellas de un mismo domicilio–, y aún así el Tribunal lo perdona y lo mete a la boleta presidencial?
¿Qué credibilidad podrían tener el INE y el Tribunal Federal Electoral luego que el instituto sacó la tarjeta roja a los tramposos y el tribunal los perdona y hasta los mete de nuevo a la canchas? ¿Por qué el pleito entre las dos instituciones?
¿Qué confianza tendrían los ciudadanos en la boleta presidencial y en la elección toda, si junto con los cuatro candidatos inscritos de manera legítima –Margarita Zavala, AMLO, Meade y Anaya–, el Tribunal Federal Electoral se empeñara en subir a “El Bronco” y a “El Jaguar”?
¿Quién podría confiar en los consejeros del INE y en los magistrados del Tribunal Electoral Federal, si históricamente han peleado y confrontado sus decisiones, hasta producir verdaderas aberraciones jurídicas y electorales, como la que podría estar en curso?
¿Qué confianza tendríamos los ciudadanos en los árbitros electorales si, al final de cuentas se confirma que las trampas no son castigadas, que los tramposos son premiados y metidos a la boleta electoral por razones políticas?
¿Qué pensarían los ciudadanos si gracias al Tribunal Electoral se confirma que la ley tiene precio y que los tramposos como El Bronco y El Jaguar le llegaron al precio a los magistrados del Tribunal Electoral?
¿Quién puede creer en los argumentos de El Bronco y de El Jaguar, para exigir ser perdonados, cuando conocían a la perfección las reglas del juego y, aún así, trataron de engañar al árbitro y, sobre todo, intentaron meterse a la boleta de manera tramposa?
¿Quién creería en la elección, si al final de una contienda cerrada el porcentaje del ganador es igual a la suma de votos a favor de El Bronco y de El Jaguar?
Una decisión equivocada del Tribunal Electoral puede tirar la elección y la credibilidad en el sistema todo. En especial ante trampas como las siguientes.
1.- Armando Ríos Piter entregó 1.7 millones de firmas pero resulta que 811 mil incurrieron en la peor categoría de falta; “simulación”.
Es decir, que el independiente utilizó un cartón como plantilla de credencial que incluía datos reales sobrepuestos, en unos casos sin foto y en otros con foto distinta a la del ciudadano real. Del total que presentó sólo el 14 % de las firmas eran válidas.
2.- Otra de la categoría del comportamiento tramposo es “documento no válido”. Ahí se trataba de engañar a la aplicación del INE y en lugar de foto de credencial, los aspirantes recolectaban fotografías de tarjetas de presentación, farmacias del ahorro, Costco, etc.
3.- Curiosamente, a pesar de que los independientes no presentaban fotografías de la credencial de elector, los datos capturados manualmente (como la clave de elector, entre otros) eran reales.
4.- ¿Cómo obtuvieron esos datos los independientes si no accedieron a la credencial de los ciudadanos? ¿Compraron bases de datos del padrón, sin tener a la vista la credencial de elector?
5.- Se detectó también que algunos de los apoyos presentados son fotocopias, las cuales fueron invalidadas por el instituto pues las reglas exigía que las credenciales deberían ser capturados en originales.
6.- También se detectó otro indicio tramposo: que tanto firmas válidas como falsas se mandaban desde un mismo lugar, como un centro de maquila de nombres.
El tamaño de las trampas y, sobre todo, el intento de engañar al árbitro electoral son imperdonables. Por esa sola razón, los tramposos debieran ser echados. ¿Qué pasará?
Hasta las 20 horas de anoche no se sabía el resolutivo del Tribunal Electoral Federal pero muchas voces apostaban al perdón de los tramposos.