Contexto
Dice el refranero popular: “en política nada es casual”.
También señala: “en política no hay casualiades sino causalidades”.
Sentencia: “el que no quiera ver fantasmas, que no salga de noche”.
Y reza: “si tiene pico de pato, cola de pato, patas de pato y si grazna como pato, tenemos derecho a suponer que se trata de un pato”.
Y vale el ejercicio memorioso porque son muchas las señales de que, en alguna parte de Palacio, el presidente mexicano acomoda las piezas de un “auto-golpe de Estado”, con la ayuda de militares y marinos.
Y no, no sólo estamos hablando de la descomunal militarización que a lo largo de 32 meses ha llevado a cabo López Obrador.
Tampoco de las 28 tareas distintas –la mayoría exclusivas del orden civil–, que el mandatario encomendó a militares y marinos.
Y menos nos referimos a la peligrosa intención de modificar la Constitución para convertir la Guardia Nacional en otro brazo militar.
No, en realidad los mensajes de que se prepara un potencial “auto-golpe de Estado” salen del propio presidente Obrador y del secretario de Marina.
Por ejemplo, en la “mañanera” de ayer, Obrador sorprendió a propios y extraños con la noticia de que en el presupuesto 2022 su gobierno incluirá una partida de 50 mil millones de pesos al reforzo de la Guardia Nacional.
Es decir, que en la segunda mitad de la gestión de López veremos a militares, marinos y guardias nacionales hasta en la sopa.
Y aparecen las preguntas obligadas.
¿Por qué y para qué, si no combaten bandas criminales, si solapan cárteles de la droga y dejan pasar a los barones de la trata y la explotación infantil? ¿Para qué si las muertes violentas llegan a cien mil vidas perdidas?
Peor aún, ayer mismo, luego que el presidente anunció mas presupuesto a la Guardia Nacional, el titular de Marina formuló una declaración temeraria.
Dijo que el problema de la corrupción “es porque México carece de servidores públicos honestos…” y luego aclaró que ni la Marina ni el Ejército “se pueden dar el lujo de tener elementos deshonestos”.
A manera de advertencia dijo que en las instituciones castrenses existe ética y honestidad y que, por eso, se corrije y sanciona a los deshonestos.
El mensaje está claro; sólo son ésticas, confiables y honestas las instituciones castrenses… por eso se encargan de casi todo en México.
Sólo les falta gobernar, parece decir la conclusion del mensaje.
Y está claro que no se trató de un dislate, de un “tropiezo o de un “patinón” del almirante secretario.
Pero también está claro que Ojeda Durán no se manda solo y menos en una “mañanera”, a un lado del presidente.
Es evidente que al titular de Marina le ordenaron mandar ese mensaje.
Pero también es cierto que no se trata de la primera advertencia de que estamos a un paso de un eventual “auto-golpe de Estado”.
El viernes 21 de mayo, a días de los comicios del 6 de junio, el titular de Marina ya había dado peligrosas señales en dirección al “auto-golpe”
En esa ocasión Ojeda Durán custionó el desempeño de ministerios públicos y jueces en la lucha contra las drogas y aseguró: “pareciera que en el Poder Judicial se tiene a un enemigo”.
Así lo dijo de manera textual: “…entiendan que esto es una situación que hay que hacerla paso a paso y bien fiscalizada y bien judicializada porque si no las ayudas, que no tenemos muchas, de jueces y ministerios públicos (…) Hay muchos casos que hasta pena nos dan que actúen de esa manera, parece ser que el enemigo lo tenemos en el Poder Judicial”.
¿Otra equivocación? ¿otro dislate? ¿otro tropezón frente al presidente?
Está claro que no.
Más bien parece que desde entonces el titular de la Marina actúa como “cuello de ganso” para que la voz del presidente sea escuchada a través de una de las más altas figuras castrenses.
Y, en efecto, cualquiera con dos dedos de frente podría concluir que asistimos al acomodo de las piezas de un “autogolpe golpe de Estado”, que sería el primer paso de la tiranía de López Obrador, con el aval de las fuerzas castrenses; Marina, Ejército y Guardia Nacional.
Y si lo dudan, luego de la declaración del pasado 21 de mayo, José Manuel Vivanco, director para las Américas de Humans Right Watch, escribió lo siguiente.
“El comandante de la Marina de México dice, en una rueda de prensa junto con el presidente. López Obrador, que sus ‘enemigos’ están en el poder judicial. Todo un símbolo de la militarización de México y la degradación del Estado de derecho en la presidencia de AMLO. Muy peligroso”.
Sí, tan peligroso como un “auto-golpe de Estado”.
Y es que, según los estudiosos del nacimiento de las dictaduras, toda tiranía nace luego de los siguientes pasos.
1.- La división de la sociedad entre buenos y malos; ricos y pobres.
2.- La instauración de una amenaza común, externa o proveniente del pasado; en México AMLO la llama “neoliberalismo”.
3.- La persecusión y sometimiento de medios de comunicación, prensa y de los críticos; en el gobierno de López eso ocurre todos los dìas en los últimos 32 meses.
4.- Los castigos y persecusiones ejemplares; en México están los casos de Rosario Robles, el ministro Eduardo Medina Mora, el empresario Alonso Ancira y los gobernadores Silvano Aureoles de Michoacán y Francisco García Cabeza de Vaca, de Tamaulipas.
5.- Y, en especial, de la captura de los contrapesos; en el gobierno de López el presidente ha capturado a la Suprema Corte, a la Judicatura, al Tribunal Electoral, a la CNDH y al Servicio Exterior.
Todo lo anterior se ha cumplido.
Y sí, estamos a un paso del “auto-golpe de Estado” que prepara AMLO para instaurar su dictadura; una maniobra para perpetuarse en el poder.
Al tiempo.