Poder y dinero
La torpeza oficial, la irresponsabilidad y la cotidiana improvisación en el gobierno de López Obrador aparecieron de nueva cuenta con la llamada “Carta Compromiso” que exigió el gobierno a los padres de familia para el regreso a clases presenciales, a partir del 30 de agosto.
Y es que a las pocas horas de que la titular de la SEP presentó y explicó ante el presidente el alcance del “compromiso décimo” del decálogo para volver a clases, dicha “carta” se quedó huérfana; sin madre o padre.
En efecto, ante la paliza general, desde Palacio se ordenó negar lo que muchos vieron en la Cadena Nacional matutina; la presentación de la “Carta Compromiso” que enumeró la secretaria, Delfina Gómez, y que luego fue negada por el propio López Obrador.
Incluso, el miércoles pasado, la encargada del ¡quién es quién” en las “mañaneras” también dijo que era una carta falsa. Al final, debió regresar al circo mañanero la señora Delfina Gómez para “cantinflear” sobre el tema.
Sí, convertida en la versión oficial del mimo, la titular de la SEP dijo que la carta sí existió, pero no existió, porque era un documento de trabajo, pero que se oficializó para desmentir al medio que reveló la carta no oficial.
¿Alguien entendió el galimatías?
Pues aquí de voz de Delfina Gómez: “En lo que a la carta se refiere si, efectivamente, las que emite este periódico (El Universal) es falsa, no es oficial… este documento nosotros lo utilizamos como documento de análisis, para precisamente cuando tuvimos la reunión con los secretarios de los diferentes estados… (y luego) emiten esta información el día jueves.
“Nosotros se envía la aclaración a ese periódico diciendo que en primera no es el documento oficial sino totalmente falso, tiene algunas alteraciones y no es incluso algo que emitiéramos de manera oficial y, segundo, si es un documento, insisto, que si lo tomamos como una propuesta o alternativa de un documento que se les daba a los padres de familia y que si lo leen bien en ningún momento se trata de quitar la responsabilidad ni al gobierno ni a la secretaría… con nuestros pequeños.
“Segundo no había ninguna situación para que fuera condicionante o condicionada para que no estuvieran en clase los niños… finalmente dentro de los acuerdos que tomamos, el día viernes se estableció que si se iba a considerar como una carta siempre y cuando se analizara que no fuera una limitante o condicionamiento que pudiera producir desconfianza en los padres”. (Fin de la cita)
Hasta aquí la primera explicación inentendible, que dio Delfina Gómez.
Y es que una reportera interrumpió a la titular de la SEP para hacerle una precisión: “¡secretaria, pero el documento sí salió de Comunicación Social de la SEP!”
Y Delfina Gómez respondió así: “El documento que salió fue con la finalidad de aclarar que en comparación con el que había dado el medio de comunicación, que no era oficial, que era el documento no oficial, (el verdadero documento oficial) era diferente al que publicó el medio de comunicación”. (Fin de la cita)
Otra vez de risa loca.
Lo cierto es que sí existió la “carta compromiso” que pretendía deslindar a la SEP y al gobierno de la responsabilidad de contagio y/o muerte de los niños, adolescentes y jóvenes, por el regreso a clases.
El problema es que una vez pillado en la irresponsabilidad ante la eventualidad de niños muertos por la pandemia –y para no aceptar la existencia de tal carta–, el presidente Obrador volvió a lo que sabe hacer; mentir, mentir y mentir.
Incluso obligó a mentir a todos en su gobierno, al extremo de que la “carta compromiso” resultó no tener madre.
Sí, un asunto de Estado que resultaría de risa loca –y propio de los personajes de comedia de Roberto Gómez Bolaños–, si no fuera por la potencial pérdida de la vida de niños, adolescentes y jóvenes mexicanos.
Pero la repentina orfandad de la “Carta Compromiso” se convirtió en polémica luego que en redes y artículos de opinión se descubrió el intento oficial de lavarse las manos ante lo inevitable; el contagio en las escuelas.
¿Y por qué fue apaleada esa decisión?
Porque, en los hechos, la “carta compromiso” o “carta responsiva” que propuso la SEP a los padres para que sus hijos acudan a la escuela, no era otra cosa que el aval de los padres para exonerar a la autoridad educativo y al gobierno federal del daño potencial a los niños, a acausa de la pandemia.
Pero si aún lo dudan, está a la vista de todos el riesgo de contagio de los niños en la escuela, lo que se traduce en un peligro inmimente para familias completas, en la propagación de la enfermedad y, sobre todo, la potencial muerte de niños, asolescentes y jovenes.
En pocas palabras, López Obrador y su gobierno pretendían “lavarse las manos” ante el contagio y muerte de niños en las escuelas.
Por eso propusieron una carta suicida cuya verdadera traduccion sería: “¡Que no se culpe a nadie de mi muerte!”.
Al final, las mentiras oficiales pretenden sepultar el escándalo de la “carta responsiva”, pero sigue en pie la torpeza y la terquedad oficiales sobre el regreso a clases; un regreso que podría costar la vida a decenas de niños; una vuelta irresponsable a clases que terminara en crimen de Estado.
Y es que México es uno de los países del mundo en donde la pandemia está fuera de control con mayor intencidad. ¿Lo dudan?
Al tiempo.
EN EL CAMINO.
Por vacaciones, el Itinerario Político estará de vuelta el lunes 30 de agosto.