Avances contra la corrupción
TLAXCALA, Tlax., 26 de marzo de 2017.- El 8 de junio de 2016, en la primera plana de casi todos los diarios de la prensa nacional se difundió una imagen histórica; epítome de la victoria.
Resulta que el PAN, recién jefaturado por el Joven maravilla, Ricardo Anaya, dio la sorpresa en las elecciones estatales de ese 2016 y se alzó con un rosario de victorias.
En la gráfica aparecieron, en primer plano, Javier Corral, Francisco García Cabeza de Vaca, Miguel Ángel Yunes y Ricardo Anaya. Todos alzan los brazos, en señal de victoria.
Según la gráfica -que seguro imaginen los lectores-, el PAN aparece como la fuerza política llamada a la victoria en 2018. Por eso, aquel 8 de junio de 2016, el joven jefe azul confirmó ser el iluminado; el llamado a salvar la patria y al PAN.
Y es que, en efecto, el PAN logró la victoria en los gobiernos de Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas y Quintana Roo, donde el PRI fue echado del poder, luego de que mandatarios corruptos encabezaron algunas de las peores gestiones de la historia en sus respectivas entidades, sobre todo durante la alternancia del poder en México.
Y, en efecto, los gobernadores derrotados eran y siguen siendo emblema de corrupción, transa y mal gobierno, al grado que hoy, pillos como César Duarte, de Chihuahua; Javier Duarte, de Veracruz; Egidio Torre Cantú, de Tamaulipas, y Roberto Borge, de Quintana Roo, son investigados y perseguidos por el saqueo en sus respectivos estados.
Sin duda, ese 2016 el PAN le hizo un gran servicio a México, a los mexicanos y a los habitantes de esos cuatro estados.
Sin embargo, a casi un año, el PAN en esos estados se pudrió, literalmente, al grado de que hoy los mandatarios panistas que echaron a los corruptos e ineptos priistas parecen peores que aquellos a los que relevaron. ¿Lo dudan?
Apenas en 2016 escuchábamos a Javier Corral, Francisco García Cabeza de Vaca, Miguel Ángel Yunes y Carlos Joaquín González prometer a los ciudadanos de Chihuahua, Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo, respectivamente, un cambio formidable. Parecían la salvación de la patria.
Hoy son el ejemplo del fracaso.
En Chihuahua regresaron la violencia y el crimen. En la breve gestión de Corral, el gobernador azul peleó con todos los medios y, de manera casual, han sido asesinados dos periodistas. Una, Miroslava Breach, denunció a los corruptos gobiernos del PRI. La mataron “por lenguona”.
En Veracruz, Yunes convirtió el gobierno en un circo y la violencia y el crimen son peores que en tiempos de Javier Duarte. Solo en febrero pasado fueron asesinados dos periodistas. Tamaulipas es el reino del narcotráfico. El gobernador García Cabeza de Vaca es urgido por las bandas criminales para que entregue el gobierno “como prometió” -según rezan mantas criminales-, mientras los penales son tierra de nadie. Y en Quintana Roo no hay gobierno, porque manda el crimen. El paraíso turístico es paraíso del crimen.
El PAN se pudre y Ricardo Anaya solo busca ser presidente.
Al tiempo