Libros de ayer y hoy
La ingobernabilidad en México llegó a extremos impensables.
Extremos como la urgente necesidad del clero católico mexicano, de buscar un acuerdo con las bandas criminales, como ocurrió recientemente en el Estado de Guerrero.
Un pacto que pretendía poner fin a la violencia criminal, pero que sólo se logró de manera parcial en Chilpancingo, la capital guerrerense.
Y es que Guerrero es la entidad en donde resulta más evidente la ausencia de gobierno, de autoridad y en donde abiertamente las instituciones del Estado claudicaron y entregaron la plaza a las bandas criminales.
En Guerrero no manda la gobernadora –que no se atreve siquiera a vivir en el estado–, y menos los alcaldes; en Guerrero mandan el crimen, que se disputan los territorios y todas las actividades productivas.
Por eso, frente a la espiral de ingobernabilidad imperante en el estado de Guerrero, la jerarquía católica mexicana obtuvo el permiso papal para intentar negociar la paz con los distintos grupos criminales que se disputan la entidad.
Así, por increíble que parezca y por absurdo que resulte, jerarcas católicos se reunieron con cabecillas de todos los grupos criminales que se disputan Guerrero, para tratar de llegar a un acuerdo que regrese la tranquilidad a los habitantes de esa entidad.
¿Y por qué debieron ser los obispos y sacerdotes católicos, y no los titulares de los tres órdenes de gobierno; federal, estatal y municipales?
Precisamente por eso; porque el gobierno federal le escrituró estados como Guerrero –entre otros–, al crimen organizado y porque la gobernadora y los alcaldes no son más que figuras decorativas.
En pocas palabras; en Guerrero, igual que en muchas otras entidades del país, mandan las bandas criminales, no los gobernadores y menos los alcaldes. Y todo con el aval y la complacencia de López Obrador quien, al referirse al gravísimo caso de la ingobernabilidad guerrerense, se dijo satisfecho de que el clero intente pactar con el crimen.
¿Y si los sacerdotes saben quienes son y donde están los cabecillas del crimen, por qué el gobierno federal no los detiene?
Elemental: porque el de Obrador es un “narco-gobierno”, porque López es un “narco-presidente” y porque estados y municipales de buena parte del país están al servicio de bandas criminales, que son las que aportaron –y los aportarán en junio próximo–, los votos para llevarlos al poder a Morena.
Pero vamos por partes. ¿Qué es la ingobernabilidad?
La ingobernabilidad se define como la ausencia de gobierno, la carencia de autoridad, la falta de resultados positivos por uno los tres órdenes de gobierno –federal, estatal y municipal–, que empuja a los poderes fácticos, como el crimen organizado y el narcotráfico, a llenar los vacíos que dejan las instituciones del Estado.
Una definición clásica de ingobernabilidad dice lo siguiente: “La disminución de la confianza ciudadana en las instituciones de gobierno y del Estado, y la falta de credibilidad en los gobernantes, provocan la disminución de las capacidades de gobierno para hacer frente a los problemas y, con ello, se convierte en un círculo vicioso que puede definirse como la espiral de la ingobernabilidad” (Habermas)
Y ahora los ejemplos de ingobernabilidad, además del caso Guerrero.
1,- El mejor ejemplo de la ingobernabilidad endémica en la gestión de Obrador es que en casi 63 meses –de 72 meses del sexenio–, se han contabilizado 180 mil muertes violentas; la mayor cifra en la historia mexicana.
2.- Ingobernabilidad que –según Causa en Común–, arrojó que sólo en el 2022 se contabilizaran 672 masacres; casi dos masacrers por dia.
3.- Y se llama ingobernabilidad pura y dura cuando cada 24 horas son privadas de la vida 11 mujeres, en una incontenible ola de feminicidios.
4 Y la mejor evidencia de que regiones completas del país han sido entregadas al crimen, la reveló el ex embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau, quien dijo que el 40% del territorio nacional está en manos del crimen organizado y el narcotráfico.
5.- Otro extremo de la ingobernabilidad lo vimos en las elecciones del 2021, cuando fueron asesinados a poco más de cien políticos, todos vinculados al proceso electoral, de los cuales más de 60 eran candidatos a distinto puestos de elección popular.
6.- Luego de esa elección, Obrador llegó al extremo de felicitar al crimen organizado, porque según el presidente, “se portaron muy bien en la elección”.
7.- Seguramente el presidente se refería a la ingobernabilidad de escándalo que se vive en regiones completas del país, en donde las mafias de la violencia y el crimen, impusieron gobernadores, alcaldes o diputados en estados como Baja California, Baja california Sur, Sonora, Sinaloa, Nayarit, Colima, Michoacán, Guerrero, Zacatecas y en algunos municipios y alcaldías del Estado de México y de CDMX, respectivamente.
8.- Y otro ejemplo de la forma en que el propio presidente “entregó la plaza” a los poderes fácticos criminales, lo vimos cuando Obrador ordena liberar al jefe del Cártel de Sinaloa, Ovidio Guzmán.
Sí, la ingobernabilidad en la gestión de López ha matado a cientos de miles de ciudadanos; ingobernabilidad que en una verdadera democracia ya habría provocado la caída de todo el gobierno. ¿Hasta cuando?
Al tiempo.